lunes, 20 de junio de 2016

Unidos Podemos y la Caza (Artículo de Rafael Vila)

Comparto en mi blog el artículo de mi gran amigo Rafael Vila.

Con fecha 16 de junio del presente año, la Real Federación Española de Caza (RFEC) emitió el siguiente comunicado: 

Pues bien, francamente preocupado por la gravedad de su contenido y dada mi condición de cazador, montero y amante del campo en general, me he puesto a pensar si de verdad estas formaciones políticas han tenido en cuenta el verdadero alcance de las prohibiciones que pretenden imponer si en las ya muy próximas elecciones llegaran al “poder” y, como sinceramente lo dudo y sin otro afán que el poner objetivamente en su conocimiento que las mismas no sólo van frontalmente en contra de la caza y de los cazadores como pretenden –sobre lo de la tauromaquia ya hablarán quienes están autorizados para hacerlo-, sino que sus efectos afectarían, entre otros y más o menos directamente y con mayor o menor intensidad, a muchísimas personas y colectivos que actualmente viven de ella en este hasta ahora nuestro país, quiero “a bote pronto” y casi sin pensarlo decirles algunas… Así: 

[Nota previa: Pido de antemano perdón por la reiteradísima reiteración de vocablos que siguen, pero sinceramente en esta ocasión más allá de las formas gramaticalmente correctas, considero que el fondo de la cuestión está muy por encima y así lo exige.]

Cazadores, monteros, postores, arrieros, ojeadores, rehaleros, podenqueros y galgueros; propietarios de fincas privadas; guardas de fincas públicas y privadas de caza; cetreros y criadores de aves de altanería; armeros e importadores y exportadores de armas de caza; jornaleros del campo que desarrollan su trabajo eventual o indefinidamente en las fincas cinegéticas en general; sociedades federadas de caza y agrupaciones cinegéticas de todo tipo así como a sus socios; gestores cinegéticos de fincas privadas de caza –suelen ser ingenieros de montes o agrónomos pero eso… ¿qué más da, verdad?-; organizadores de monterías y de jornadas de caza menor en todas sus modalidades y trabajadores que necesitan para efectuarlo; criadores de perros de caza; taxidermistas y fabricantes y trabajadores de productos para taxidermia; propietarios y trabajadores de hoteles, hostales, fondas, casas rurales y bares y restaurantes de todas las poblaciones con tradición cinegética histórica o actual que existen –y son innumerables- en toda nuestra geografía nacional; fabricantes de vehículos todo-terreno y trabajadores de esas fábricas; arrendadores y arrendatarios de fincas cinegéticas; agricultores que venden parte de sus cosechas a –entre otros- propietarios y organizadores de monterías para alimentar a la fauna cinegética existente en las fincas cuando las mismas no dan “naturalmente” para más de sí; fabricantes y establecimientos de ropa y calzado cinegético y trabajadores de esas fábricas y establecimientos; creadores de blogs y portales web de caza y montería en general –incontables- y personal que trabaja en la actualidad en los mismos; propietarios y trabajadores de fábricas del sector agroindustrial de la carne de caza en general, exportadores e importadores de la misma –importantísimo-; creadores, editores y trabajadores de publicaciones cinegéticas así como de la industria videográfica dedicada exclusivamente a la caza; escritores y editoriales cinegéticas, pintores cinegéticos, artesanos y artesanía cinegética;  fabricantes de artículos de caza en general –llámese, y es sólo a título de ejemplo, visores, prismáticos, zurrones, zahones, cananas, horquillas, trípodes, etc, etc-, Administración gestora de fincas públicas cuyo aprovechamiento cinegético bien se subasta anualmente o bien se concede para un período determinado a sociedades de cazadores previo pago de unas más que considerables cantidades que redundan en cuantiosos ingresos para sus arcas y funcionarios de la misma encargados de llevar a cabo esa gestión… Y, entre otras bastantes cosas más y para finalizar –recuerdo que esto sólo es un “bote pronto”-, lo peor de lo peor no es esta afectación tan real como la vida misma, sino que sinceramente pienso que la destrucción de la caza conllevaría casi necesariamente consigo una alteración medioambiental de tal tamaño que el medio ambiente y su fauna –que, por cierto, con datos y argumentos en la mano está mejor que nunca en toda su historia gracias a la caza- sufrirían un deterioro casi irreversible que, de nuevo y por eso he dicho casi, nos veríamos obligados a reconstruir nosotros como ha venido sucediendo desde siempre y, aún más, en tiempos modernos… Sí, sí, nosotros los cazadores pagadores no subvencionados una vez más y como siempre. Insisto en que puedo demostrarlo con datos y argumentos, no con populismos y demagogia y, por si fuera poco, jugándome el tipo sin subvención alguna.

A mí no me pagan por hacer esto, lo hago libre y simplemente porque me sale del alma  y porque me lo exige mi poquito de conocimiento y mi muchito de dignidad personal. Yo no busco votos ni estoy afiliado a ningún partido político –es comprobable-, pero sí se que soy cazador, montero y amante del campo desde siempre, conozco algo de su fauna y flora –no mucho- y eso me exige expresarme con respeto en mi esfera de libertad personal. Yo no soy quien para nada y, dentro de ella, ya tengo claro que no voy a decir a quien votaré este próximo domingo 26 de junio, pero lo que sí he expresado   con claridad es a quién no y creo que ha quedado claro… ¿o no?

Rafael Vila
Cazador, montero y amante del campo desde siempre.

19 de junio de 2016 


1 comentario:

  1. Yo soy partidario del cambio político y a perder el miedo a dejar en la cuneta a los de siempre, que han desvalijado nuestro país. Evidentemente yo tampoco voy a votarlos, y me hubiera gustado hacerlo. Somos 1,5 millones de cazadores y pescadores aun más. Al final votaré a los de siempre.

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