miércoles, 18 de enero de 2017

Los ecologistas no son nuestros enemigos, son los animalistas

No nos engañemos, nuestros enemigos no son los ecologistas, son los animalistas. A raíz del enésimo ataque contra la caza, y en este caso contra unos niños cazadores, se reaviva la polémica sobre la radicalización de ciertos colectivos contra el mundo cinegético.

Y como siempre, las culpas se achacan a los ecologistas, metiendo en el mismo saco a todos los que se consideran como tales. Y no es cierto, con los ecologistas se puede dialogar y a veces hasta nos apoyan a los cazadores en determinadas actividades, y aún más, muchos de los que nos consideramos cazadores, somos ecologistas, en su más amplio significado, ya que un ecologista, es aquel que ama y conoce el mundo natural y sus especies.

¿Y quién, sino un verdadero cazador, es el primero en defender a la naturaleza y conocerla a fondo?

Pero en cambio, con los animalistas no se puede dialogar, ni mucho menos razonar, son radicales en su más amplio concepto y su principal objetivo es acabar con la caza, no lo debemos olvidar.

Como tampoco podemos olvidar, que, en las últimas elecciones generales, más de 300.000 españoles votaron a favor de un partido radical animalista, PACMA, y si alguna vez llegasen al gobierno, lo primero que harían sería prohibir la caza. Ni debemos olvidar tampoco, que organizaciones ecologistas antaño serias y fundadas por cazadores, como SEO/BirdLife, se están radicalizando con principios animalistas, y ¿por qué?, ¿porque está de moda?, ¿por las subvenciones…?

Los cierto es, que estos partidos y grupos animalistas, están considerados en muchas partes del mundo, Estados Unidos sin ir más lejos, como grupos terroristas animalistas, a causa de sus acciones violentas en contra de empresas o particulares que trabajan con animales.

Aquí en España, la ola radical animalista ha ido creciendo con el paso del tiempo, y a ello, hemos ayudado los cazadores, con nuestro silencio y el no hacerles aprecio, hemos logrado que se crezcan y con ello que sus acciones sean cada vez más violentas.
Los cazadores, son a menudo, atacados e insultados en las redes sociales por animalistas, que, escondidos tras falsos perfiles, no dudan en publicar las más atroces barbaridades, convencidos de su total impunidad, y en caso de que se les denuncie, creen que con disculparse está todo arreglado.

Pero claro, ahora está de moda, el ser lo que yo llamo “ecolojeta”, urbanitas que sentados en su sillón del salón, mientras ven Bambi comiéndose un jugoso filetón, intentan arreglar el mundo prohibiendo todo aquello que no les gusta o no conocen.

Este mismo urbanita, que se apunta a una entidad supuestamente naturalista, y cuyo fin principal es vivir de las subvenciones públicas.

Y poniendo en marcha las ideas del jerarca nazi Goebbels, cuando decía que “Una mentira repetida reiteradamente se convierte en una verdad”, (los 500.000 perros asesinados por los cazadores todos los años) o la de que, “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.”, y se ve, que a estas entidades animalistas les funcionan estas teorías, a tenor del número creciente de simpatizantes que se les unen.

Y las redes sociales han tenido mucha culpa de la situación a la que estamos llegado, la permisibilidad de muchas de ellas (Facebook, Twitter …) a la hora de tolerar este tipo de insultos y amenazas a la caza y los cazadores, es la principal causa.

Ante esta oleada de insultos y amenazas, de nada sirve denunciar en estas redes sociales, ya que borran un perfil y crean otro donde siguen haciendo lo mismo, lo que hay que hacer, en mi opinión, es denunciar por escrito ante la Policía y la Guardia Civil para que el peso de la Ley caiga sobre estos fanáticos.

Asociaciones de cazadores, Federaciones, Asociaciones jurídicas creadas por cazadores, Grupos, Sociedades y un largo etcétera, debemos tener unidad para afrontar esta situación, pero no solo los cazadores, también a nuestros representantes políticos, pues practicamos una actividad legal y generamos importantes ingresos al estado.

¡Ya basta de estar callados¡, de ser parias, hay que actuar con contundencia, pero sin llegar a la descalificación ni el insulto. Tenemos la legalidad y la razón de nuestro lado y no dejemos de olvidar la frase de Martin Luther King, “Lo que más me preocupa no es el éxito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin carácter, de los sin ética, lo que más me preocupa es el silencio de los buenos.”
Y ahora a esperar los insultos y amenazas de los animalistas que lean este artículo, pero a mí no me van a hacer callar.
¡VIVA LA CAZA ¡


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