domingo, 22 de julio de 2018

Publicadas fotografías mías en artículos de Fedexcaza y El Coto de Caza. 19 julio 2018

En la página de la Federación Extremeña de Caza


FEDEXCAZA, preocupada por un nuevo requerimiento de la Junta que amenaza a las sociedades locales de caza


En El Coto de Caza





domingo, 15 de julio de 2018

El perro de rehala, una obra de arte. En recuerdo de Alatriste, de la rehala de Miguel Feijoo.

Alatriste, ahora es una obra de arte

El 8 de febrero de 2013, y para felicitarle su cumpleaños a mi amigo y buen rehalero, aunque ya no tenga la rehala en activo, Miguel Feijoo le han regalado una pintura realizada por el gran pintor cordobés Manuel Torrico, basandose en una fotografía que le hice a Miguel y al desgraciadamente desaparecido perro puntero y alma mater de su rehala, Alatriste, en la feria cinegética Intercaza el pasado 30 de septiembre de 2012 en Córdoba.

Es para mi un honor y un placer ver convertida una de mis fotografías en una obra de arte, en la cual se puede ver con claridad la gran unión que existía entre ambos, perro y perrero.



sábado, 14 de julio de 2018

¡ Más de 800.000 visitas al Blog Monteros !. Muchas gracias. 13 julio 2018


1982. Plano de la finca Loma del Majano, Cardeña (Córdoba).


Plano de la Finca Loma del Majano, que tuvieron alquilada unos años un grupo de amigos (entre ellos mi tío Lalo y mi padre en la década de los 80 del pasado siglo).

Buenos ratos pasados con ellos en esta finca situada entre Montoro y Cardeña en Córdoba. Hoy en día está vallada.

viernes, 13 de julio de 2018

4 de febrero de 1973. Montería Loma de la Higuera.

Una de las mejores monterías que organizó mi tío Lalo, se cobraron más de 140 reses cuando aún esta finca era abierta.


El mejor venado sin duda de la montería. Se cobró en el nº 4 de la armada de La Aguja (yo estaba en el nº 5 de esa misma armada), cerca de las 4 de la tarde.

Esa armada se montaba con mulos y se tardaba cerca de 90 minutos en llegar cuesta arriba.


jueves, 12 de julio de 2018

Eulalio Sánchez Iñigo "Lalo", pionero de las monterías comerciales en Córdoba

Tengo que recordar a otro pionero de las monterías comerciales en Córdoba y del cual ya nadie parece acordarse, mi tio Lalo (Eulalio Sánchez Iñigo) ya fallecido.

Para demostrar mis palabras os pongo las papeletas de puesto de dos monterías comerciales organizadas por él (tengo otras más antiguas aún) de hace ya más de medio siglo (año 1959 para ser exacto).
 


Alcornocosa (Villaviciosa, Córdoba), 11 noviembre de 1.959



Coto La Baja (Hornachuelos, Córdoba), 18 octubre 1959

miércoles, 11 de julio de 2018

"Tras el rebeco en el Parque Natural de Somiedo". Publicado mi artículo en la revista Caza Mayor.

Revista Caza Mayor del mes de junio de 2013. Texto y fotografías las he realizado yo. Al final os pongo el texto completo.

Espero que os guste.









Tras el Rebeco en el Parque Natural de Somiedo

Ya anochecía cuando enfilamos el Puerto de Somiedo con sus 1.486 metros, la nieve en la carretera se acumulaba en la cuneta en este viernes 3 de mayo de 2013. 

La historia de este rececho surgió meses antes cuando le comunicaron a mi compañero de caza, J.G.L., que le había correspondido en sorteo un permiso de trofeo de rebeco en el P. N. de Somiedo (Asturias) y él me invitó a acompañarlo con mis cámaras como ya hice en anteriores ocasiones. Hacía un par de horas habíamos cobrado un corzo en Truébano (León) tras dos días de esperas y sin demora nos dirigimos a Pola de Somiedo donde teníamos reservada habitación. A la llegada nos dijeron que el guarda del parque, Eladio, había preguntado por nosotros para decirnos que nos esperaba a la mañana siguiente en Saliencia (Asturias), a las 7:30, para comenzar el rececho.

La cena sabrosa y abundante y pronto a la cama soñando ya con un rececho de rebeco del cual desconocía todo, ya que era la primera vez que tenía la oportunidad de participar en el. Tras desayunar tomamos la salida hacía la central hidroeléctrica situada muy cerca de Pola de Somiedo y desde allí tomar la desviación hacia Saliencia donde nos esperaban. ¡Qué decir del paisaje nevado de estas tierras¡ espectacular sería quedarse corto, y más en mi caso que había pasado de Sevilla con más de 30º a estos valles, bajo cero y con mucha nieve.

En el cruce de Saliencia nos esperaba ya el guarda, Eladio, un profesional experimentado y muy buen conocedor de la caza en estos lares. Antes de nada pidió toda la documentación para comprobar que estaba todo en regla y una vez realizados todos los trámites nos montamos los tres en el todoterreno que traía dirigiéndonos en dirección hacia Endriga, al poco aparcó cerca de la carretera y con un telescopio que traía lo dirigió hacia las cumbres de la izquierda señalando un buen rebeco situado a unos 450 metros de distancia y que pastaba cerca del límite de la nieve en una ladera muy escarpada, el rebeco aún no nos había divisado o si lo hizo no dio muestras de nerviosismo tal vez a causa de la gran distancia que nos separaba.

Eladio le dice a mi compañero que si quiere puede intentar disparar, es un tiro difícil pero no imposible, acepta el reto y apoyado en unas piedras sobre las que coloca el zurrón apunta hacia la ladera y tras un momento de concentración se escucha la detonación, la bala impacta a unos 20 cm. por debajo y delante de la pezuña, el rebeco al instante da un par de saltos y desaparece rápido bajo unas hayas aún desnudas de hojas; una pena de esta primera oportunidad perdida, pero al final del día y tras todas las peripecias y nuevos lugares conocidos me alegré de poder seguir recechando. Esa fue mi primera lección del día, al rebeco se le puede recechar durante casi todo el día, excepto en un par de horas a mitad de la jornada en el que si hace calor se echan a descansar; la segunda lección es la dificultad de disparar a este animal dotado de una vista prodigiosa y que no permite un acercamiento fácil.

Vuelta a la carretera hasta llegar a Villarín, tomamos el camino forestal de la Llanera y nos adentramos en una garganta atravesada por un arroyo que viene bastante crecido y a ambos lados un frondoso bosque de roble albar, rebollos, hayas, abedules y alisedas que daban un ambiente muy umbrío tamizado por todas las tonalidades del verde. Conforme nos adentrábamos en el bosque se dejaban ver a izquierda y derecha laderas rocosas con grandes cortados, y en las cimas se vislumbraban aquí y allá algunos rebecos, en su mayoría hembras (algunas ya con sus crías), jóvenes y las crías hembras del año pasado que aún permanecen con las madres.

Conforme subíamos aparecieron las primeras cabañas de teito, con sus techos hechos de escobas, las cascadas y los primeros pastos, que por estas tierras llaman brañas. Aparcamos en una pequeña aldea abandonada y tomando una vieja vereda de pastores comenzamos a subir por la empinada pendiente hasta los altos de Bobia, conforme lo hacíamos la cantidad de nieve aumentaba, unas ciervas salieron huyendo ladera arriba perdiéndose en la nieve. Vimos una gran cantidad de rebecos pero ninguno con la calidad que buscábamos, uno de los mejores que vislumbramos tenía una solo cuerno y a lo largo del día vimos varios ejemplares con el mismo defecto, resultado de las peleas o caídas en estos peñascales. Los jóvenes no paraban de perseguirse unos a otros, siempre por los lugares más escarpados. Llegado un momento tuvimos que volver sobre nuestros pasos pues la nieve nos impedía seguir, esto en mayo, no quiero pensar lo que serán estos caminos en lo más duro del invierno.

Nos dirigimos a continuación hacia Arbellales, parando a cada rato para otear las cumbres, muchos rebecos pero ninguno trofeo, Eladio nos comentaba que no se explicaba donde andarían los machos, lo achacaba al tiempo anormalmente frío de los últimos días. Una parada en Saliencia, en el albergue, para tomar algo y enseguida a seguir el rececho. Subimos a las brañas de Saliencia, camino a la Mortera, cada vez más nieve hasta que esta lo cubre todo con un manto continuo, nos asomamos al abismo sobre el pueblo para poder descubrir algún buen macho pero la suerte parecía que no nos acompañaba esa mañana. En la bajada vimos gran cantidad de rebecos, hembras y jóvenes, era curioso ver cómo escalaban sin aparente dificultad crías de apenas una semana de vida, siguiendo a las madres por los escarpados y precipicios.

Así que como ya eran las 14:00 horas decidimos volver al pueblo y comer algo, una buena fabada asturiana (de la que se disculparon al decirnos que era del día, ya que parece que es mejor de un día para otro) y unos filetes de carne acompañados de un postre casero nos hicieron recobrar las fuerzas para una tarde que prometía ser larga.

A las 16:00 tomamos una pista hacia los altos de Saliencia, esta cada vez tenía más nieve hasta que el todoterreno quedó atrapado en ella, tuvimos que liberar el vehículo con palas y volver atrás hacía los Arbellales donde nos desviamos por un camino muy empinado hasta llegar a una pequeña aldea donde descendimos del todoterreno y pertrechados con zurrones, el telescopio y mis cámaras intentamos el acercamiento a un grupo de rebecos que habíamos descubierto desde la pista. Otra vez a subir, esta vez por una vereda llena de nieve y a trozos con mucho barro y agua que hacía muy penosa la subida a causa de los resbalones, en estos casos la vara se hace imprescindible para evitar accidentes; una vez arriba nos encontramos frente a un gran circo de montañas con mucha nieve y flanqueado por un gran precipicio hacia el norte, suerte que no tengo vértigo ya que la caída en vertical superaba los 300 metros.

Allí apostados en unos peñones logramos ver un macho a 650 metros, así que nos dispusimos a esperar a ver si se ponía a tiro en una posición más cercana pues venía en nuestra dirección parándose a pastar a cada rato, lo que nos supuso casi una hora de espera con un viento del norte que helaba la cara. En esto que el rebeco al salir a un rodete de hierba despejado de nieve se vio rodeado de repente por otros tres machos que estaban tumbados en los brezales y que al invadir sus territorios acudieron prestos a expulsarlo, las carreras fueron instantáneas y el desaparecer los cuatro machos ladera arriba hasta ponerse fuera del alcance del rifle fue cuestión de segundos. Así que volvimos por la vereda de regreso con las manos vacías.

De vuelta a Villarín donde ya estuvimos por la mañana, tomamos otra pista hasta subir a lo más alto de un collado donde una vez más vimos muchos rebecos, pero todos jóvenes. El desaliento ya empezaba a hacer mella en nosotros cuando suena el móvil de Eladio y le comentan que han visto dos rebecos machos cerca de Endriga, sin precisarle si eran buenos o no. Ya pasaban las 20:00 horas y decidimos acercarnos a donde nos habían dicho a ver si cambiaba nuestra suerte.

Llegados a Endriga y en una ladera vemos los dos rebecos, uno parece bueno pero descubrimos que tiene un cuerno partido en su parte superior faltándole el gancho así que nos fijamos en el otro, Eladio comenta a mi compañero que no es un rebeco trofeo, es un representativo así que le da la opción de desestimarlo para buscar otro mejor, pero le responde que más que el trofeo lo que está buscando es un bonito lance ya que es la primera vez que rececha un rebeco y ya habrá tiempo para buscar el trofeo. Dicho y hecho, se acomoda sobre unos troncos y apoyado sobre el mide la distancia, 195 metros, son ya las 20:30 y comienza a oscurecer así que hay que actuar rápido, un disparo y el rebeco que cae sobre una terraza levantándose al instante, tras la sorpresa vuelta a cargar el 7x64 con una RW de 150 graims y a esperar que aparezca el rebeco que se oculta mientras huye tras unas hayas, aparece un instante y se para, distancia 235 metros, un disparo y el rebeco cae sobre unos brezales. Alegría del cazador y de los presentes y enseguida acompaño a Eladio a cobrar el rebeco, atravesamos el río por un puente y comenzamos una penosa subida por una ladera húmeda y con nieve, al llegar al sitio del disparo mucha sangre pero no vemos el rebeco, tras una corta búsqueda unas gotas de sangre en la nieve nos conducen al rebeco ya muerto.

Con las fotos de rigor y la satisfacción de poder haber alcanzado con éxito nuestro rececho nos volvemos para Sevilla, aún quedan 900 km. para llegar. Atrás dejamos una preciosa tierra, una gente amable y unas vivencias inolvidables. Habrá que volver de nuevo algún día.

martes, 10 de julio de 2018

Fotografías de mi exposición en SURCAZA (Sevilla, 26 al 28 septiembre 2014).

Fotografía número 29 : ¡Al agua¡


Localización: Calahonda (Granada)
AÑO: Octubre 2013

Cámara: CANON EOS 1100D

Tema: Cabra montes a la orilla del Mediterráneo.

lunes, 9 de julio de 2018

¡¡¡TVE y los animalistas vuelven a mentir.!!! ¡Los perros de caza NO son los más abandonados¡




¡¡¡Los cazadores estamos ya hartos de tanta mentira, los perros de caza NO son los más abandonados!!!

En el último informe Affinity, de hace menos de un mes, dejan claro que los perros más abandonados No son los de caza, solo son el 12%, la mayoría son los de la ciudad,  que se abandonan al comenzar las vacaciones de verano.

Tanto Affinity como el Seprona afirman que los perros de caza no son los más abandonados, ni mucho menos, los cazadores no somos los culpables de este asunto, la mayoría de abandonos son perros de compañía de los mismos urbanitas.

Me uno a todos los colectivos de cazadores para exigir una rectificación pública, a la mayor brevedad posible, a TVE, la televisión pública española que pagamos todos.

Ya está bien de manipulación y mentiras sobre este tema.

¡VIVA LA CAZA!

domingo, 8 de julio de 2018

Manifestación 5-J, “300.000 apestados”, así fuimos tratados, no lo olvidemos.


¿Dónde estaban los políticos del PP, PSOE, ¿Ciudadanos, Podemos…?, yo estuve allí y no vi a ninguno acompañándonos.


¿Dónde estaban las televisiones públicas y privadas, TVE, ¿La 2, ¿Tele 5, ¿Antena 3, …? yo estuve allí y solamente vi a La Sexta con un cámara escondido en la Gran Vía y a algunas televisiones autonómicas, pocas, que sí informaron.
¿Dónde se publicó la noticia de que 300.000 pescadores, cazadores y gente del mundo rural se estaban manifestando en Madrid?, no fue noticia ni para El País, ABC, El Mundo o la Razón. Solamente para algunos, escasos, medios escritos autonómicos.

¿A quién importamos?, mediáticamente a nadie.


¿Importan nuestros votos?, parece ser que no, somos 5.000.000 entre cazadores y pescadores, con nuestros votos podríamos hacer caer a un gobierno. Y las próximas elecciones están muy cerca, el 26 de junio.

¿Socialmente cómo nos califican?, como “apestados” con quien nadie quiere que se le relacione.

Y la gran pregunta, ¿qué hemos conseguido manifestándonos este pasado domingo en Madrid?, por lo pronto unirnos que no es poca cosa.

Decenas de miles de personas estuvimos allí, muchos desplazados desde cientos de kilómetros, pagándonos de nuestro bolsillo, en la gran mayoría de los casos, los autobuses que nos desplazaron hasta allí.

Nos boicotearon desde el Ayuntamiento de Madrid, prohibieron los vehículos previstos, intentaron que no entrásemos con nuestros autobuses en Madrid, nos cambiaron el recorrido, aconsejaron no ir a la Gran Vía pues estaba, según ellos, cortada por obras, nos tacharon de peligrosos, alborotadores y mil cosas más.


¿Y la verdad es?, que no hubo ni un solo incidente, ni una pelea, ni rotura de mobiliario urbano ni actos de guerrilla urbana como se hartaron de decir desde esos mismos medios que no asistieron, que iba a ocurrir.

La gente de campo, cazadores y pescadores somos gente pacífica y con educación, y este domingo lo demostramos. Hasta las calles seguían limpias una vez que pasamos, ni latas ni residuos por nuestro recorrido. ¡A ver si aprenden otros ¡

Pero claro, en una sociedad urbanita como por desgracia es la nuestra, donde se da más valor a una pobre paloma herida en una calle que a una familia que tiene que dormir en la calle. En una sociedad donde no miramos la necesidad del prójimo, pero si nos preocupamos de que a una orca la maltraten en un delfinario.


Hablo de prioridades, escribo que estamos perdiendo el norte viendo el mundo rural desde una óptica urbanita, donde muchos creen que los animales hablan y no se comen entre ellos. En una sociedad que califica de “asesinos” a los cazadores, pero no se plantea el sufrimiento sufrido por un buey en el matadero cuando están delante de un buen filetón.

En una sociedad carente de valores, donde prima la vanidad, el egoísmo y el desconocimiento total de lo que es el mundo rural, la caza o la pesca.

Una sociedad que condena sin paliativos a cazadores por una actividad que tiene miles de años de existencia. La misma sociedad que quiere eliminar, entre otros, a especies que llevan entre nosotros desde la época de la dominación romana (como es el caso de la carpa).

Y unos “ecologetas” que en su afán de prohibir toda actividad que consideren que está en contra de su fanática visión del mundo, la atacan y denigran utilizando en muchos casos la violencia, la misma de la que nos acusan.


Pero eso sí, estos mismos “ecologetas” se han hecho maestros a la hora de vivir de subvenciones, de ser profesionales bien pagados a costa de la ruina de muchos.

Pues nada ¿a qué estamos esperando para decir basta?, dentro de unos días tenemos la posibilidad de hablar en las urnas, ¿o vamos a seguir callados?

El 5-J demostramos que unidos lo vamos a conseguir, cazadores, pescadores y gente del mundo rural, la decisión es vuestra. Yo ya estoy harto de ser considerado un “apestado”, mi actividad es legal y pago licencias e impuestos para desarrollarla.

Yo no me escondo, si me preguntan, diré que soy cazador, que mi tatarabuelo y mi abuelo lo fueron, mi padre también, y mi hija también lo será. Si me quieren preguntar porque lo soy contestaré que por convicción, principios y tradición.



sábado, 7 de julio de 2018

Animalistas, ¿para qué abolir lo que está en declive, como dicen ustedes mismos?. Ya han perdido 3 veces en una semana.

En menos de una semana los animalistas han perdido 3 batallas en su intención de hacernos a todos veganos por ley, de prohibir la caza, la pesca y los toros, y de paso acabar con el mundo rural.

Primero perdieron en el Congreso de los Diputados español su intención de acabar con todas las especies que decían foráneas, léase arruis, muflones carpas y demás.

A continuación volvieron a perder en el Parlamento de Andalucía en su intento de imponer una ley de protección animalistas.

Y al día siguiente volvieron a perder en Portugal en su intención de prohibir las corridas de toros. Por cierto la postura más beligerante llegó desde las filas del Bloco de Esquerda (lo más parecido a Podemos que hay en Portugal).

Según los animalistas no les importa perder batallas si ganan la guerra, pues nada ... a seguir perdiendo.

A los cazadores nos esperan días duros, pero estos radicales animalistas, y sus socios, no nos callarán ni prohibirán nuestra pasión, la caza.

¡Todos unidos contra los radicales¡


viernes, 6 de julio de 2018

Presentado el libro Los Cuentos de Benito y otros relatos desaforados" de mi gran amigo Victor Hens


Libro: Los Cuentos de Benito y otros relatos desaforados.
Séneca Editorial
ISBN: 978-84-15128-76-2
Páginas: 242
Tamaño: 21 x 13
P.V.P. 15 €

Los Cuentos de Benito y Otros Relatos Desaforados es un libro sin más pretensión que la de entretener. Son relatos todos inventados, sin que ninguno tenga que ver con realidad alguna.


Historias de campo y de sus gentes y, claro, historias de caza, con la que tanto han tenido que ver ellas, desde siempre. No son relatos exclusivamente cinegéticos. La intención, al menos, no ha sido esa. Son relatos, en su mayoría, de una forma de vida que se va perdiendo, de costumbres que han conformado el carácter y los rasgos distintivos de nuestros pueblos. Historias en las que intervienen señores, guardas, gente antigua de la sierra de las que ya cuesta encontrar y también furtivos, pero de los de antes, de los de escopeta de un caño, piernas, bestia y perrillo, de los que no hacían daño, movidos únicamente por arrimar algo a casa y, por supuesto, por su conocimiento y su afición. Esos son los vínculos que han de unir a los personajes de estos relatos con cada lector: el amor al campo y el respeto por la caza.

jueves, 5 de julio de 2018

Podemos Andalucía declara la guerra al mundo rural y defiende el animalismo en el Parlamento Andaluz


Vídeo: Podemos Andalucía fracasa en su intento de prohibir la caza

El Parlamento Andaluz tumbó ayer la proposición de Ley de Protección Animal de Podemos (84 en contra, 20 a favor y 1 abstención) que, de ser aprobada, habría resultado muy nociva para actividades del mundo rural como la caza.



Resultado de la votación en el Parlamento Andaluz sobre la LPA de Podemos.

La iniciativa, que sí contó con el apoyo de Izquierda Unida, no superó el trámite parlamentario al contar con el voto no favorable de PSOE, PP y Ciudadanos que rechazaron la propuesta de Podemos al redactarse sin consenso de los sectores afectados y al tratarse de una amalgama de normas que, en esencia, copian a la Ley de Protección Animal en vigor actualmente en nuestra región pero imponiendo gravísimas restricciones a actividades como la caza, la tauromaquia o la ganadería intensiva, entre otras. Y es que, según apunta la Federación Andaluza de Caza, el texto no tenía en cuenta las particularidades de cada actividad y trataba de legislar del mismo modo sobre animales de producción, silvestres o domésticos.

No en vano, la FAC, que estuvo presente ayer como invitada en el Parlamento siguiendo el debate parlamentario y posterior votación, ya había alertado a los grupos políticos sobre las graves consecuencias que la aprobación de esta normativa tendría para la caza, y que en la práctica supondría la prohibición de la caza con perros, cetrería o reclamo y el fin de la caza como herramienta de gestión poblacional ante enfermedades, daños o presión depredadora.

Durante el debate de la Ley, Podemos realizó un firme alegato del animalismo, confirmando que este movimiento ha llegado a las instituciones y administraciones de la mano de la formación morada. Asimismo, Jesús Rodríguez, diputado que defendió la proposición de Podemos en el debate de ayer y del que os mostramos el vídeo a continuación, confirmó que el texto legal sobre Protección Animal fue directamente elaborado por las asociaciones animalistas por encargo de Podemos.







miércoles, 4 de julio de 2018

Podemos y la Caza (Artículo de Rafael Vila). ¿El fin de la caza social?


Hoy, 4 de julio de 2018 se debate en el Parlamento Andaluz el texto de la Ley de Protección Animal propuesta por Podemos Andalucía.

Tal y como hoy publica la Federación Andaluza de Caza, los más de 200.000 cazadores andaluces se oponen frontalmente al texto y la manera en que está redactada la Ley de Protección Animal propuesta por Podemos Andalucía, que se debate esta tarde en el Parlamento Andaluz y que en la práctica supondría un golpe letal para la actividad cinegética.


No en vano, tal y como ha informado la Federación Andaluza de Caza en los días previos, la aprobación de este texto legal supondría la prohibición de la caza con perros, la Cetrería, la Perdiz con Reclamo, la caza de Acuáticas con cimbeles vivos, la caza para el control poblacional en casos de daños a la agricultura ó enfermedades y el control de predadores.

En resumen, la Ley propuesta por la formación morada no prohíbe expresamente la caza pero contempla una serie de limitaciones y prohibiciones que afectan a la actividad que, al no dejarla fuera del ámbito de aplicación del texto legal, en la práctica supondría el fin de la caza social.

Ante esta situación, la FAC, que a lo largo de las semanas previas al debate de esta tarde ha trasladado la postura del sector cinegético a los grupos parlamentarios andaluces de PSOE, PP y Ciudadanos, recuerda que la caza representa una actividad fundamental para la conservación del medio ambiente andaluz y para la dinamización socioeconómica del mundo rural.

"Esperamos que esta tarde los grupos políticos que dicen apoyar al mundo rural trabajen por una Ley de Protección Animal que no genere desprotección legal y, a corto plazo, el fin de una actividad que se practica en más del 80 por ciento del territorio andaluz" señala José María Mancheño, presidente de la Federación Andaluza de Caza, quien asistirá al debate en el Parlamento Andaluz acompañado por más representantes de la Federación Andaluza de Caza.

Al filo de esta noticia no puedo dejar de volver a publicar el artículo de mi gran amigo, recientemente fallecido, Rafael Vila, sobre el mismo tema, ya que esta formación política lleva desde su creación intentando prohibir la caza.

Aquí os dejo el artículo, espero que os guste:

Unidos Podemos y la Caza

Con fecha 16 de junio del presente año, 2016, la Real Federación Española de Caza (RFEC) emitió el siguiente comunicado: 



Pues bien, francamente preocupado por la gravedad de su contenido y dada mi condición de cazador, montero y amante del campo en general, me he puesto a pensar si de verdad estas formaciones políticas han tenido en cuenta el verdadero alcance de las prohibiciones que pretenden imponer si en las ya muy próximas elecciones llegaran al “poder” y, como sinceramente lo dudo y sin otro afán que el poner objetivamente en su conocimiento que las mismas no sólo van frontalmente en contra de la caza y de los cazadores como pretenden –sobre lo de la tauromaquia ya hablarán quienes están autorizados para hacerlo-, sino que sus efectos afectarían, entre otros y más o menos directamente y con mayor o menor intensidad, a muchísimas personas y colectivos que actualmente viven de ella en este hasta ahora nuestro país, quiero “a bote pronto” y casi sin pensarlo decirles algunas… Así: 

[Nota previa: Pido de antemano perdón por la reiteradísima reiteración de vocablos que siguen, pero sinceramente en esta ocasión más allá de las formas gramaticalmente correctas, considero que el fondo de la cuestión está muy por encima y así lo exige.]

Cazadores, monteros, postores, arrieros, ojeadores, rehaleros, podenqueros y galgueros; propietarios de fincas privadas; guardas de fincas públicas y privadas de caza; cetreros y criadores de aves de altanería; armeros e importadores y exportadores de armas de caza; jornaleros del campo que desarrollan su trabajo eventual o indefinidamente en las fincas cinegéticas en general; sociedades federadas de caza y agrupaciones cinegéticas de todo tipo así como a sus socios; gestores cinegéticos de fincas privadas de caza –suelen ser ingenieros de montes o agrónomos pero eso… ¿qué más da, verdad?-; organizadores de monterías y de jornadas de caza menor en todas sus modalidades y trabajadores que necesitan para efectuarlo; criadores de perros de caza; taxidermistas y fabricantes y trabajadores de productos para taxidermia; propietarios y trabajadores de hoteles, hostales, fondas, casas rurales y bares y restaurantes de todas las poblaciones con tradición cinegética histórica o actual que existen –y son innumerables- en toda nuestra geografía nacional; fabricantes de vehículos todo-terreno y trabajadores de esas fábricas; arrendadores y arrendatarios de fincas cinegéticas; agricultores que venden parte de sus cosechas a –entre otros- propietarios y organizadores de monterías para alimentar a la fauna cinegética existente en las fincas cuando las mismas no dan “naturalmente” para más de sí; fabricantes y establecimientos de ropa y calzado cinegético y trabajadores de esas fábricas y establecimientos; creadores de blogs y portales web de caza y montería en general –incontables- y personal que trabaja en la actualidad en los mismos; propietarios y trabajadores de fábricas del sector agroindustrial de la carne de caza en general, exportadores e importadores de la misma –importantísimo-; creadores, editores y trabajadores de publicaciones cinegéticas así como de la industria videográfica dedicada exclusivamente a la caza; escritores y editoriales cinegéticas, pintores cinegéticos, artesanos y artesanía cinegética; fabricantes de artículos de caza en general –llámese, y es sólo a título de ejemplo, visores, prismáticos, zurrones, zahones, cananas, horquillas, trípodes, etc, etc-, Administración gestora de fincas públicas cuyo aprovechamiento cinegético bien se subasta anualmente o bien se concede para un período determinado a sociedades de cazadores previo pago de unas más que considerables cantidades que redundan en cuantiosos ingresos para sus arcas y funcionarios de la misma encargados de llevar a cabo esa gestión… Y, entre otras bastantes cosas más y para finalizar –recuerdo que esto sólo es un “bote pronto”-, lo peor de lo peor no es esta afectación tan real como la vida misma, sino que sinceramente pienso que la destrucción de la caza conllevaría casi necesariamente consigo una alteración medioambiental de tal tamaño que el medio ambiente y su fauna –que, por cierto, con datos y argumentos en la mano está mejor que nunca en toda su historia gracias a la caza- sufrirían un deterioro casi irreversible que, de nuevo y por eso he dicho casi, nos veríamos obligados a reconstruir nosotros como ha venido sucediendo desde siempre y, aún más, en tiempos modernos… Sí, sí, nosotros los cazadores pagadores no subvencionados una vez más y como siempre. Insisto en que puedo demostrarlo con datos y argumentos, no con populismos y demagogia y, por si fuera poco, jugándome el tipo sin subvención alguna.

A mí no me pagan por hacer esto, lo hago libre y simplemente porque me sale del alma y porque me lo exige mi poquito de conocimiento y mi muchito de dignidad personal. Yo no busco votos ni estoy afiliado a ningún partido político –es comprobable-, pero sí se que soy cazador, montero y amante del campo desde siempre, conozco algo de su fauna y flora –no mucho- y eso me exige expresarme con respeto en mi esfera de libertad personal. Yo no soy quien para nada y, dentro de ella, ya tengo claro que no voy a decir a quien votaré este próximo domingo 26 de junio, pero lo que sí he expresado con claridad es a quién no y creo que ha quedado claro… ¿o no?

Rafael Vila

Cazador, montero y amante del campo desde siempre.

19 de junio de 2016

martes, 3 de julio de 2018

Monteando en Córdoba, 1970. Mi "noviazgo" montero.



Texto y fotos: FÉLIX SÁNCHEZ MONTES

Introducción 

“Montear, una de las más hermosas formas de vivir la sierra que se conocen” 
Mariano Aguayo 

Una definición perfecta de lo que es montear, un estilo de vida y una pasión en mi caso. Nací en Córdoba en 1957 y aunque he vivido en muchas ciudades nunca he dejado de recordar mi tierra, y en concreto esta ciudad asomada a Sierra Morena, cuyos límites invaden la ciudad, llenando de encinas, coscojas y madroñeras la carretera que lleva a las ermitas, asomadas en sus laderas. 

Y no solo la sierra, también es posible ver a los jabalíes como se acercan a los chalet de las afueras, y hasta es posible montear muy cerca de la ciudad. 

Córdoba, donde la montería adquiere su tradición y cuya forma de montear traspasa sus fronteras. Hablar de montería y no nombrar a Córdoba sería impensable, al menos para mí. 




Mis primeros pasos monteros 

Siendo hijo, nieto, bisnieto … de monteros, mi destino estaba ya ligado a la caza, y en especial a la mayor desde mi nacimiento. Mi primera escopeta, una del calibre 12 mm., me la regaló mi tío Eulalio Sánchez (Lalo) en mi segundo aniversario, y con doce años recibí de mi padre, Juan Sánchez, la que sería mi arma montera en los primeros años, una preciosa escopeta paralela Víctor Sarasqueta, del calibre 16, y que le había pertenecido anteriormente. 

Ya con cinco años acompañaba a mi padre al puesto en las monterías, bien abrigado y pendiente de todo lo que pasaba. De estos tiempos es la primera fotografía montera en la que salgo delante de una lumbre montada en un puesto y yo encajado en el hueco de una vieja encina. Vamos, que saqué los dientes monteando como se suele decir. 

Por aquellos años mi familia vivía en la costa de Granada, donde el trabajo había trasladado a mi padre. Pero era comenzar la temporada y ya estábamos en Córdoba, en su viejo SEAT, tras más de cinco horas de viaje por las carreteras de entonces. 



Ya a mediados de los sesenta, acompañaba al puesto a mi padre, a mi tío Lalo y a veces iba con Juan de Velasco y López de Letona, gran montero amigo de mi tío. Con ellos aprendí casi todo lo que se sobre montear, las normas, costumbres, respeto, uso de las armas, normas de seguridad y cómo actuaban las reses. Todo lo que debe saber un cazador sobre cómo debe comportarse en el campo y especialmente el conocimiento del medio ambiente que me rodeaba, no solamente de las especies a cazar. 

En definitiva, a amar el campo y la caza desde el conocimiento y la tradición. 

Esto influyó, y mucho, en mis estudios en la universidad y que mis comienzos laborales fuesen en este sector, aunque posteriormente derivasen en la informática y la docencia. 

Ya con ocho años logré abatir mi primera cierva en un descaste para carne, ¡impensable hoy en día ¡Eran otros tiempos y otras costumbres. 

Mi tío Lalo se dedicaba, entre otros trabajos, a organizar monterías desde finales de los años cincuenta, y llevaba la finca Fuentevieja situada en la carretera que va de Posadas a Villaviciosa de Córdoba. 




Fuentevieja fue una de las grandes fincas monteras de esta época, posteriormente se le fueron segregando Berracosillas, Cerro del Venero (Mezquitillas), Navalcastaño, Los Jarales y El Pasil. 

Antes de segregarse, fue propiedad de Juan Carlos de León y Caro y tuvo como guarda a Rafael Moral, Carapalo. Después lo tuvo doña Angela de la Torre Escobar y con posterioridad Alfonso López de la Torre. 

Aquí tuvo allá por los años 60 su sede una de las sociedades monteras con más solera de Córdoba. La componían “Manolillo” Barroso, Rafael “El Córdobés”, Enrique Barroso, Antonio Barroso, Matías García Mateo y mi tío, Eulalio Sánchez, que hacía las veces de jefe de campo y llevaba la finca. Tenían todas las manchas de Fuentevieja menos Berracosillas. 



Mariano Aguayo, gran amigo de mi tío Eulalio, en su libro “Montear en Córdoba” nos cuenta las impresiones de Enrique Barroso sobre esos años, en que este grupo monteaba todo lo que les ofrecían, contando que: “Cuando nos salía un pegote lo echábamos con cuatro colleras que nos dejaba Rafael Guerra, el hijo de Guerrita, y otras cuatro que arrimaba Pepín Molina. Y ya ves tú, así monteábamos nosotros La Porrá, y ahora me han dicho que se da con ¡veintiséis rehalas ¡ Vamos, que se tienen que estorbar unas a otras.” 

Tuve la suerte de conocer y montear con ellos y sus inmejorables rehalas de podencos, la de Rafael Guerra con su perrero “El Naranjero”, la de Pepín Molina Guerra y su perrero “El Tarta”, o la de Antonio Flores Guerra con su gran perrero Bernardino. Hijo y nitos respectivamente del torero cordobés “Guerrita”. 

En Córdoba distinguimos claramente entre el dueño de una rehala, el rehalero, y el que cuida y lleva a los perros, el perrero; sin ningún desprecio por este nombre como ocurre en otros lugares de nuestra península. 

Fue en esta finca, Fuentevieja, donde logré cobrar mi primer venado, como contaré posteriormente. 

Los preparativos de la montería 

Una vez contratada, o cedida, la finca, se montaban las armadas, poniendo los puestos en los pasos de las reses, en sus huidas naturales. Esto se hacía así para asegurarse el poder disparar a corta distancia sobre las reses y lograr su cobro, y no como en los tiempos actuales donde se dispara a distancias muy largas con la consecuencia, en muchos casos, de “pinchar” o herir a la res, para posteriormente tener que pistearla y encontrarla con suerte. 

Por tanto era posible tener al puesto vecino muy cerca tuya, aunque siempre sin verlo, o bien a muy considerable distancia, todo dependía de los "pasos" de las reses. Se cerraba la finca con las armadas de "cierre" pero dejando hueco entre los puestos, no era cuestión de "arrasar" con todo, si no de dejar "madre" para años venideros. En aquellos años la casi totalidad de las fincas eran abiertas, siendo muy escasas las cercadas. 




Muchos de los monteros usaban escopetas o rifles “express”, siendo los rifles menos abundantes que en la actualidad, y aún más escasas las miras telescópicas montadas en estos. Casi siempre podía tirarse a simple vista usando el aparato de puntería, alza y punto de mira. 

Casi todos los asistentes sabían que había que dejar "cumplir" a las reses, para abatirlas en su "sitio", por tanto era extraño disparar a más de 150 metros a una res, y eso sí, siempre en nuestro "campo" para no "cortar" las reses que fuesen a "romper" al puesto vecino. 

Había muchas menos reses que ahora, pero en relación se lograban cobrar un mayor número de ellas, al no escaparse heridas tantas como en la actualidad. 

Las reuniones previas en los clásicos bares monteros cordobeses era la norma, y organizar los preparativos delante de un vaso de buen vino de Montilla la costumbre. 

La noche anterior a la montería, habíamos dormido en la finca o en algún cortijo cercano la mayoría de las veces, o bien salido muy temprano acompañados de otros amigos asistentes a la montería en sus vehículos, nada de 4x4 o similares, a lo sumo algún Land Rover polvoriento, incómodo y por el que se colaba todo el viento de la noche. Las carreteras eran en su mayoría pésimas, nada que ver con las actuales, llenas de baches, curvas y muy peligrosas, con lo cual el viaje se volvía una aventura y no era extraño que se averiase algún vehículo, por eso íbamos en grupo, y tuviésemos que acabar el viaje en otro. En aquel entonces no existían los móviles y por aquellas carreteras y pistas y de madrugada era escaso el tránsito. 




Recuerdo las primeras monterías a las que asistí, la junta era siempre muy temprano, poco después de las ocho y media de la mañana ya estábamos todos reunidos para desayunar unas migas o lo que hubiese, no faltaba la copita de aguardiente y el café de pucherete para calentar los cuerpos. 

Una vez celebrado el sorteo marchaban las armadas para ir colocando los puestos, algunas iban en camionetas, otros en caballerías y la mayoría andando (si eras joven la caminata estaba asegurada). 

Conocías a casi todos los asistentes a la montería y por tanto era común que cuando te colocabas en tu puesto, supieses a quien tenías de compañero de puesto, a tu izquierda y quien a tu derecha. 

La suelta se producía normalmente a eso de las once de la mañana, el trabucazo y las ladras de las rehalas te avisaban del comienzo. El paso de los primeros perros y conocer por su collar a quien pertenecían y hasta saber el nombre del "puntero" y como no el del "perrero" al cual al pasar por tu puesto siempre ofrecías agua o lo que tuvieses y aprovechabas el momento de charla para saber cómo estaba la finca, los encames recientes que había visto ... en fin de cómo iba transcurriendo todo. 

Ni que decir hay, que "emisoras" casi no había en la montería. Te comías el "taco" que siempre llevabas (¡qué de recuerdos esa tortilla de patatas, el filete empanado y la manzana¡) y si hacía frio pues echabas una "lumbre" para calentarte. 

Lo que importaba era el "lance" más que el "trofeo" de la res, palabras como "bocas", "medallable" y otras, no recuerdo haberlas oído en aquellos años. Si el lance había sido bueno, tenías la recompensa con la res muerta en su "sitio" y por "derecho", y si no pues no pasaba nada. 

A eso de las cuatro de la tarde, tras unas seis horas en el puesto sonaban las caracolas de "recogida" y te ibas a "pistear" y "marcar" las reses si el día había sido propicio y si no pues ayudabas a marcar las reses del vecino. 




Después a la junta de carnes por el mismo medio por el que habías venido. Allí te esperaban unos garbanzos calientes y un poco de vino. Si había que "discutir" una res se hacía siempre en el campo, nunca en la junta y si había diferencias el "Capitán de Montería" acompañado de otros dos o tres monteros con experiencia y los monteros que reclamaban la res; se acercaban al puesto y decidían de quien era la res, su veredicto era inapelable y todos aceptaban su juicio. 

Las prisas, como se ve, no existían en aquellas monterías, se charlaba de los lances vividos y muchas veces se quedaban a dormir en la misma finca, si estas se prolongaban. 

Mi primer venado 

Aquel domingo 8 de noviembre de 1970 no lo olvidaré nunca. Habíamos salido de Motril (Granada) al mediodía del sábado anterior, una vez acabado el trabajo de mi padre, nos acompañaba José Correa un buen amigo de este, al que había contagiado su afición por la caza mayor. 

Llegamos a Córdoba ya entrada la noche, allí nos esperaba mi Tío Lalo y su mujer, María Cotta, que era quien llevaba toda la logística y organización de las monterías que organizaba su marido. 

Esta vez tocaba montear una finca que ya conocía muy bien, Fuentevieja, ya que mi tío la había llevado muchos años. 

Tomamos la carretera hacia Posadas, y allí la primera parada la hicimos en un sitio muy conocido para los monteros, la Venta de La Melchora, en las afueras de la ciudad. Cualquiera que pasase a aquellas horas de la madrugada por allí se asombraría por el gran número de coches y furgonetas con perros aparcados en su proximidad. En el interior de la venta era casi una misión imposible pedir un café o una copa, por el gran número de monteros acodados en la barra, y las voces se mezclaban con los ladridos de los perros en el exterior. 

De allí partimos por la carretera hacia Villaviciosa de Córdoba, donde se encontraba la finca. Zona muy montera y clásica desde siempre, se lograban abatir buenos venados y cochinos, siendo relativamente frecuente cobrar algún lobo de los que por entonces poblaban la sierra. Aún recuerdo sus aullidos, y eso que han pasado más de cuarenta años, en la noche de Sierra Morena. 

Aquel día se monteaba la zona de Naval Castaño, y en ella la mancha La Torre, donde nos tocó en suerte un puesto en la Armada del Carril de Prado Gallegos (creo recordar, pues la papeleta del puesto se perdió en una mudanza). 



Catorce rehalas batieron la mancha en aquel día frío y radiante, todas conocidas y muy buenas. 

El puesto precioso, en una dehesa clareada de encinas al lado de un pequeño regato con un hilo de agua. Acompañaba a mi padre que aquel día me dejó usar la escopeta paralela del 16, eso sí, sin separarme de su lado. 

El puesto estuvo muy “parado” hasta que sentimos acercarse a los perros que venían detrás de una res, por el latido de estos supimos que se trataba de un venado (o una cierva) y que venía derecho hacia nosotros. 

Al fin lo vimos, un joven venado con ocho puntas que venía muy deprisa, sin lograr despegarse de los perros que le seguían a unos cincuenta metros. 

En ese momento oí decir a mi padre, “este es tuyo, apunta bien y cuando yo te diga le disparas. Tranquilo, sin nervios”. 

El venado no nos vio al estar nosotros tapados por unas ramas al lado de una gran encina que nos cubría las espaldas. Se acercaba rápidamente, así que encaré despacio la escopeta y esperé. El venado al ver su camino cortado por el regato dio un salto para cruzarlo, ese fue el momento en que mi padre me gritó “¡Ahora¡” y yo disparé. 

Ver doblar el venado y dar una vuelta de campana para caer levantando una polvareda fue toda una. ¡Le había dado¡, un tiro precioso casi en el codillo. 

Mi padre se apresuró a abrazarme y felicitarme, no me lo acababa de creer. Había cobrado mi primer venado, el primero al que me habían permitido tirar en mis trece años. 

Por suerte yo llevaba una pequeña cámara automática con la cual pudimos inmortalizar el momento. Una vez llegados a la finca se corrió la voz entre los perreros de que había un nuevo “novio”, así que tuve que pasar por la iniciación de nuevo montero, pero de buenos modos, entre amigos. 
Conclusión 

Un día inolvidable en una finca inolvidable, esos son mis recuerdos a mis cincuenta y ocho años, cuarenta y cinco ya de montero. 

Eran otros tiempos, otros modos de vivir y otras formas de montear, pero la esencia de la montería tradicional, quiero pensar que aún siguen vigentes, al menos entre los que tuvimos la suerte de vivirlos y ahora entre los que leen este artículo.