La
noche antes ya andaba yo nervioso en Sevilla tras recibir la invitación de
acompañar al puesto que tenía comprado en Los Morros mi buen amigo Lolo Mialdea
el sábado 17 de noviembre de 2012. Una oportunidad para poder montear juntos
dos monteros que sumamos entre ambos más de un siglo de vivencias monteras, más
que nada porque superamos ambos la cincuentena y hemos “mamado” por herencia
familiar esta pasión por la montería tradicional española.
En
vez de ir directamente desde Sevilla hasta Fuente Ovejuna, opté por quedar con
Lolo en la gasolinera de la Carrera del Caballo en la salida de la carretera de
Badajoz a las 7 y media de la mañana, y desde ahí, ir con su 4x4 hasta la
junta, otra posibilidad más de poder charlar con él de nuestra afición, la
caza.
A
las 6 de la mañana ya estaba yo camino de Córdoba bajo una persistente y cada
vez más fuerte lluvia que se convirtió en diluvio desde que pasé La Carolina.
Llegar y ver a Lolo cargando gasoil fue una, tomar un café que apetecía esa
mañana y partir hacia la reunión que era a las 8 y media, fue cuestión de
minutos. En el camino no paró de llover, ni nosotros de contar historias
monteras, así se hizo más corto el camino.
En
la gasolinera del pueblo era la junta. Allí saludamos a Santiago y a Pepe que
ya estaban liados con los prolegómenos de la organización de la montería y nos
comimos unas migas mientras comentábamos que conocíamos por allí a poca gente.
Nos saludó Javier (cowoyaviador), la gente de Barbate y alguno más.
El
sorteo rápido, nombran a Lolo y coge el 2 del Pantano, ¡con la de agua que
caía! No parecía buen presagio pero al final resultó ser un buen puesto.
Salimos en la 5ª armada. Al 4x4 y camino de la mancha que no estaba demasiado
lejos. Dehesa aclarada con pequeños cerros y alguna tierra de labor por medio,
muy bonita y más ahora que con las lluvias estaba todo el manto del terreno
verde de la hierba que ha crecido con fuerza.
En
el nº 1 dejamos al forero j.j.l. y nos pusimos en el nº 2 tras colocar el 4x4
debajo de una centenaria encina al borde del camino. Nos pusimos en la tablilla
y quedamos en partir el campo, o sea usar solamente un rifle en cada lance para
no doblar el puesto, Lolo con su .270 Win y yo con mi .300 WM sin visor.
Los
perros los soltaron a nuestra espalda y tal como nos dijo el postor. Era un
puesto de vuelta y vuelta, volviendo al final desde nuestro frente. Soltar y
empezar el tiroteo fue todo una. Los puestos por encima nuestra no paraban de
disparar así como nuestros compañeros del nº 3, Javier Lorenzo y Juan Mª
Romero, un par de muchachos de Almodóvar que demuestran la gran afición y buen
hacer de los jóvenes monteros, que al tener delante un pico de monte que
conectaba con el cerrete de atrás hacía que los cochinos intentasen la huida
por ahí en vez de salir al claro de labrantía que teníamos a izquierda y
derecha. Para colmo habían sido postores en Las Mesas de Mialdea la semana
anterior.
A
eso de la una de la tarde, y ya pasados los perros escuchamos una ladra que se
acerca por nuestra derecha, a esto que vemos salir de las jaras a una cochina
rodeada de perros y con un can agarrado a su pata izquierda que no soltaba la
presa y era literalmente arrastrado por la cochina que en todo momento se
comportó como un macho, haciéndoles frente e hiriendo a uno de ellos tras
voltearlo. Lolo, con buen criterio, decidió no tirar, y entretanto el agarre
bajó hasta unas matas espesas, justo debajo de nosotros. Ahí era todo gruñidos,
ladridos y arrancones. Decido bajar para ver si es posible rematar la cochina a
cuchillo si los perros logran sujetarla. Me acerco a unos dos metros y observo
que la cochina está suelta, embistiendo y mordiendo a los perros, el pelo del
cogote todo erizado y sin parar de gruñir, ¡un espectáculo!
En
esto la cochina se zafa de los perros y se queda parada y sola, aprovecho para
en una carrera coger el rifle y apuntar, demasiado cerca para un 300 pero aun
así y estando de frente a mí pues me ha venteado, decido disparar a la cabeza.
Le alcanzo e inexplicablemente se pone a dar vueltas sobre si misma, intento
rematarla pero… ¡Maldición!: La vaina se atasca antes de salir y para cuando
logro sacarla la cochina va camino, mal que bien, del puesto nº 3 que por
suerte logra sujetarla. Cada día me admiro más de la fortaleza de estos animales.
Al final vi que la bala le había impactado en la jeta, rodeado el cráneo,
resbalando para salir por la oreja.
No
han pasado ni diez minutos cuando un poco más arriba de la primera cochina sale
otra más pequeña, esta vez zorreada, que Lolo en un primer disparo alcanza y en
el segundo dobla rodando hasta el fondo del regajo, y como la primera, sigue
malherida hasta que de nuevo los compañeros del nº 3 nos la paran. Está visto
que ese día no andábamos ninguno de los dos muy finos.
Finaliza
la montería y nos ponemos a pistear las dos cochinas. La mía, a pesar de la
lluvia va dejando un rastro claro de sangre que me conduce por el regajo hasta
el puesto vecino. Vuelvo por mis pasos y encuentro a Lolo pisteando su cochina,
en el primer disparo le dio un tiro bajo que hace que vaya perdiendo trozos de
tripa, y el segundo disparo va más alto pero sin dejarla seca. Total que una
vez cumplida la obligación de no dejar reses heridas en el monte nos pasamos a
saludar a Javier y Juan María que han hecho su puesto de la temporada, 4
cochinos más 1 venado, más de 30 disparos, y una cara de satisfacción que creo
se ven en las fotografías que les hice: ¡Enhorabuena por el resultado y
felicitaciones por su buen hacer!
Al
volver a la junta pasamos por el nº 1, el puesto de j.j.l. y vimos un buen
navajero que había matado.
Al
finalizar la montería, mojados pero contentos, había puestos que habían cobrado
4 cochinos y un venado y otros con más de 2 reses abatidas. Armadas como las
del Pantano fueron de las más afortunadas, el nº 3 con 5 reses cobradas ocupado
por Javier Lorenzo y Juan Mª Romero fue uno de ellos, el nº 2 de La Torreta con
un magnifico venado cazado por Juan José Díaz o el gran navajero cobrado en el
nº 7 de La Cuerda ocupado por Ramón Riballo, y muchos otros.
Al
final se presentaron en la junta de carne 34 cochinos (3 de ellos muy buenos) y
14 venados.
La
comida en la casa de la finca, caras de alegría y conversaciones animadas
narrando los numerosos lances. A las seis de la tarde nos marchamos no sin
antes saludad a Santiago Moreno y Pepe
Orta, de Monteros de Vallehermoso, los artífices de este nuevo éxito.
A
mi aún me quedaba una hora hasta llegar a Córdoba, tomar un café y darle de
nuevo las gracias a Lolo por el buen día pasado. Es un placer compartir puesto con
un gran montero. A ver si se puede repetir.
A
Sevilla llegué tras otra hora y media de viaje bajo la lluvia, cansado pero
feliz, ¡así da gusto montear!