viernes, 26 de julio de 2019

2014. Publicado mi artículo "Arranca la temporada montera" en El Coto de Caza nº 59. Septiembre 2014









viernes, 19 de julio de 2019

¿Rehaleros o perreros? ¿Cómo cree que deberían denominarse?


Perreros en la década de los 50 del pasado siglo (Fuente: Archivo de Félix Sánchez)

A lo largo de los años y dentro de nuestra montería tradicional uno de los cambios más notables ha sido el de las rehalas, que en mi juventud se les llamaba perreros, sin ningún desdén.

Hoy sólo se escucha denominarlos como rehaleros y es raro escuchar la denominación de perreros.

Lo que es cierto es que sin rehalas no existiría la montería, no tendría sentido, pero también es verdad que ha cambiado mucho en no demasiados años.

Perrero con su trabuco y su caracola, estampa ya desaparecida de nuestras sierras (Fuente: Revista Trofeo Caza y Conservación)


Yo empecé a montear al final de la década de los años sesenta del pasado siglo, por entonces cuando monteabas sabias de quien eran los perros que veías desde tu puesto, conocías a las rehalas por los collares que portaban, a los perros punteros por sus nombres, a los perreros por sus nombres (la más de las veces por sus apodos) y a quien pertenecía la rehala.

Rehala, año 1930. (Fuente: Ayto. de Cardeña. Córdoba)

Hoy en día vas a una montería y no sabes (salvo contadas excepciones) ni el nombre de las rehalas, ni cómo se llaman los perreros, ni mucho menos a quien pertenecen.
Perreros a caballo, año 1930. (Fuente: Ayto. de Cardeña. Córdoba)

Perrero, año 1930. (Fuente: Ayto. de Cardeña. Córdoba)

Pero esto es ya otra historia ...


jueves, 18 de julio de 2019

Sierra Morena cordobesa. De Hornachuelos a Cardeña y Montoro. Mi 4º artículo publicado en ABC de la Caza. 3 de junio 2019


RUTAS CINEGÉTICAS

Sierra Morena cordobesa: de Hornachuelos a Cardeña y Montoro
Félix Sánchez Montes

Zona cercana al río Bembezar, en la Sierra Morena cordobesa - F. S. M.
Extracto del artículo
Con las anteriores crónicas sobre Hornachuelos, Montoro y Cardeña, hemos cubierto tan solo el 30 por ciento de la superficie que se montea por estos lares. Pero varias de las mejores fincas de caza mayor serán situadas en esta entrega y en dos próximas que versarán sobre el Valle de los Pedroches y la Sierra Morena occidental cordobesa. 
Traemos hoy una nutrida serie de fincas cercanas a la capital, en general más pequeñas, y sin cercar, que en otras zonas de la provincia. En ellas, una bala que no se entierre bien podría caer en el Patio de los Naranjos de la Mezquita-Catedral; y otras, tan bien o mejor conservadas que las sitas en los parques naturales. 
Hasta hace no mucho aún se monteaba el campo de tiro del Muriano, convirtiendo aquello, por lo peligroso, en cuna de venados míticos. Mariano Aguayo, el más grande de nuestros escritores cinegéticos cordobeses, cuenta como muy cerca del Santuario de la Virgen de Linares se mató el último lobo que rondó Córdoba capital, allá por los últimos años cincuenta, que andaba empicado en las ovejas de un pastor. 
En esta ruta hemos incluido las 40.000 hectáreas de Zona Especial de Conservación (ZEC) del Guadalmellato, más otras 30.000 al sureste del Parque Natural de Hornachuelos, zonas periurbanas de Córdoba capital y zona sur de Villanueva de Córdoba; comprendiendo las zonas de Sierra Morena situadas entre los parques naturales de Cardeña-Montoro y Hornachuelos. 
Gran parte del territorio está formado por monte bajo mediterráneo y dehesas clareadas de encina. Las áreas agrícolas, un 50 por ciento, son principalmente de olivar, de regadío y secano. Las áreas forestales y naturales representan aproximadamente el 40 por ciento; y en cuanto a las masas arboladas, están formadas principalmente por encina y coníferas de Pinus pinea y Pinus pinaster. El 10 por ciento restante correspondería a zona urbana y humedales. Aquí, una de las principales actividades económicas es la cinegética, que atrae a cazadores de diversos lugares, de los cuales más de la mitad busca la caza mayor, enfocada mayoritariamente hacia el ciervo y el jabalí. 
Respecto a la caza menor, el conejo, la paloma torcaz, la tórtola común y el zorzal son las especies más destacables. 

Al impresionante patrimonio natural hay que sumar el interés cultural, turístico y de ocio de la capital cordobesa y sus alrededores.

Plano de la zona dibujado por Pablo Capote



Edición impresa






lunes, 15 de julio de 2019

Prevención de riesgos en la caza



Prólogo 

La caza es una actividad que al practicarse en lugares abiertos con superficies irregulares y usando armas, no está en absoluto exenta de riesgos. Para evitarlos, debemos de extremar todas las precauciones posibles y así reducir, dentro de lo posible, los accidentes. Muchas de estas acciones para prevenir estos accidentes, están reglamentadas y tenemos el deber de conocerlas, si queremos practicar sin riesgos la caza. 


De igual modo, todos los responsables de cualquier actividad cinegética realizada en grupo, deben de informar a los participantes antes de comenzar, de los riesgos y medidas pertinentes para evitar accidentes, así como de cualquier otra particularidad que pueda provocar riesgos, siendo estas normas de seguridad, de obligado cumplimiento. 


No voy a entrar a explicar de forma exhaustiva, la gran cantidad de situaciones que nos pueden llevar a una situación de riego, solamente me centraré en los que considero más importantes, dejando para otra ocasión el entrar de forma más extensa en estos temas, en especial el de las caídas, condiciones meteorológicas, riesgos biológicos por el manejo de animales y las causas naturales.

Accidentes de tráfico 

Son los causantes de aproximadamente un tercio de los accidentes que se producen en el ejercicio de la caza. Un buen porcentaje de ellos, producidos a la ida o a la vuelta del lugar donde vamos a practicar nuestra afición, causados tanto por las condiciones meteorológicas (viento, lluvia, hielo, nieve), como por fatiga o distracción, en especial al volver, ya que acumulamos el cansancio de todo el día y ello aumenta el riesgo. 

La prudencia y el respeto por las normas de circulación, es fundamental, así como olvidarse de las prisas, si no queremos tener un percance. 


Si conducimos por caminos y pistas forestales, el riego se convierte en elevado, suelos mojados o helados, irregulares y con todo tipo de obstáculos, sin olvidarnos de barrancos y terrenos poco firmes. Por tanto, es muy importante saber cómo se debe conducir por este tipo de terrenos, aparte de llevar un vehículo preparado para ello. 

La velocidad a la que circulamos, debe de ser moderada, pues en cualquier momento, podemos encontrarnos con un obstáculo o un animal que se nos cruce, la prudencia en este caso es nuestra aliada, ya que somos nosotros quienes conducimos y debemos tomar la decisión adecuada en cada caso. 

Y no olvidar respetar el medio ambiente, se debe evitar ir circulando por zonas prohibidas o campo a través. Y por último, nunca debemos circular por estos caminos después de haber comido, o haber ingerido alcohol o drogas, ya que ello limitaría nuestros reflejos. 


Seguridad en las cacerías 

Tomemos por ejemplo, las normas de seguridad, que toda persona que esté cazando debe conocer y aplicar y que están recogidas por la Junta de Andalucía: 

· “Cuando se avisten grupos de cazadores que marchen en sentido contrario, o vayan a cruzarse, será obligatorio descargar las armas cuando tales grupos se encuentren a menos de 50 metros unos de otros, y en tanto se mantengan de frente respecto al otro grupo. 

· Cuando se organicen monterías, ojeos o batidas colectivas, no se podrán disparar las armas hasta que se haya dado la señal convenida para ello, ni hacerlo una vez terminada la cacería. 

· En el caso anterior, se prohíbe el cambio o abandono de los puestos de los cazadores y sus auxiliares durante la cacería, haciéndolo solamente, llegado el caso, con conocimiento del organizador de la misma o de sus representantes debidamente autorizados. 

· Se prohíbe tener cargadas las armas antes de llegar a la postura o después de abandonarla. 

· En los ojeos de caza menor y en las tiradas de tórtolas, palomas y aves acuáticas, deberá colocarse los puestos o pantallas distanciados por lo menos 30 metros unos de otros, quedando prohibido el tiro en dirección a las demás pantallas. 

· En las cacerías señaladas en el apartado anterior, deberán colocarse placas de protección a los lados de cada puesto, cuando estos se encuentren a una distancia inferior a 50 metros unos de otros, a una altura conveniente de modo que cubran perfectamente los puestos inmediatos. 

· Salvo indicación expresa, los ojeadores o batidores no deberán acercarse a menos de 50 metros de las posiciones de tiro de los cazadores. Por su parte, estos no dispararán en dirección a la línea de batidores cuando esta se encuentre a menos de 80 metros de los cazadores. 

· En las monterías, se colocarán los puestos de modo que queden siempre desenfilados o protegidos de los disparos de los demás cazadores, procurando aprovechar a tal efecto los accidentes del terreno. En su defecto, los puestos deberán situarse a más de 250 metros. 

· Cada postor deberá explicar antes de empezar la cacería, a todos los cazadores que coloque, el campo de tiro permitido, y estos se abstendrán de disparar fuera de él y especialmente en dirección de los demás puestos que tenga a la vista. Cada cazador está obligado a establecer acuerdo visual y verbal con los más próximos para señalar su posición. 

· Con carácter general se prohíbe disparar hacia la zona de seguridad (carreteras, vías férreas, núcleos habitados …), siempre que el cazador no se encuentre separado de ellas por una distancia mayor de la que puede alcanzar el proyectil o que la configuración del terreno actúe de pantalla. 

· Se prohíbe disparar en dirección a los lugares en que se encuentren rebaños, hatos, recuas o cualquier otra concentración de ganado, bien se halle pastando o siendo conducido, salvo que se haga a distancia superior a la del alcance del proyectil. 

· El organizador o responsable de la actividad cinegética debe de comunicar las normas de seguridad en las cacerías a todos los participantes. 

· En todo momento se deberá hacer cumplimiento de las limitaciones y prohibiciones en beneficio de la caza y medidas de seguridad, recogidas en el artículo 55 de la ley 8/2003, de la flora y la fauna silvestres.” 

En otras comunidades existes normas similares en su legislación cinegética, y es nuestra obligación conocerlas y cumplirlas. 

Podríamos añadir algunas normas básicas, en especial, a lo referente a no disparar a los visos en las monterías, y siempre cerciorarse de “enterrar” la bala al disparar, o evitar los rebotes al hacerlo sobre zonas rocosas. 


Normas básicas para el uso de armas de fuego 

· Ver y hacerse ver. 

· Abrir o descargar el arma al efectuar una maniobra de riesgo (vadear, saltar). 

· Nunca disparar en dirección a otros puestos. 

· Marcar bien la zona de tiro. 

· Nunca abandonar el puesto. 

· Nunca disparar al bulto que se mueve en el monte. 

· Mantener el dedo fuera del disparador hasta que se vaya a efectuar el disparo. 

· El seguro del arma siempre puesto hasta proceder a disparar, en mano se puede hacer con algo de práctica. 

· El arma desenfundada y descargada hasta que se vaya a usar. Nunca llevarla cargada en el coche. 

· Antes de disparar asegurarse de lo que hay detrás. 

· Medir la distancia entre la presa y los perros antes de disparar. 

· Asegurarse que tras una caída del arma esta no tiene los cañones obturados. 

· No dirigir nunca un arma hacia nadie. 

· No usar el visor del arma para observar los puestos vecinos. 

· Si disparamos a una res de caza mayor tenerla siempre a la vista. 

· No olvidar la munición en el arma y revisar que no quede ninguna bala en la recámara antes de guardarla en su funda. 

· Atención a los rebotes de la munición en zonas rocosas. 

· No disparar por encima del horizonte (viso). 

· Nunca apoyar el arma cargada en zonas inestables. 

· No encañonar a nadie ni gastar bromas con las armas. 

· No dejar nunca un arma cargada en el suelo. 

· Mantener el arma perfectamente limpia. 

· Si se moja el arma limpiarla perfectamente cuanto antes. 

· Asegurarnos de que el cañón no presenta golpes o curvaturas. 

· Revisar si tiene holguras. 

· Guardar las armas perfectamente limpias. 

· Cuidado con la mala costumbre de apoyar los cañones del arma en las botas. 

Y no olvidéis el viejo dicho de que las armas las carga el diablo. 


En la caza alcohol cero 

Este tema es importante a la hora de evitar accidentes. ¿Cuántas veces, hemos observado en la cafetería, a primera hora de la mañana, a grupos de cazadores bebiendo alcohol sin mesura?, luego salen a cazar y ocurren los accidentes. 

Recuerdo una vez en una montería, de cuyo nombre prefiero no acordarme, que el postor de nuestra armada iba tan borracho, que se iba cayendo a cada tramo, y para redondear la faena, se puso en el último puesto a montear, esa vez no ocurrió nada y hasta unas semanas después, no me entere que este señor fue expulsado, según me comentaron, de la sociedad montera a la que pertenecía. 


No debería valer aquello de tomarse una copa para templar el pulso, ya que el alcohol produce el efecto de sentirnos más alegres y confiados, lo que hace que bajen nuestros reflejos y podemos provocar un accidente, pues no olvidemos que llevamos en nuestras manos un arma cargada. 

La tolerancia al alcohol en la caza, debería ser cero, y por suerte ya hay sociedades de caza y orgánicas monteras, que en sus comidas, no ponen alcohol, y esta temporada, he podido observar al Seprona, haciendo la prueba del alcohol a los conductores de una armada que acababa de salir para dirigirse a los puestos, a ver si cunde el ejemplo y todos iremos de caza mucho más tranquilos, y lo que es más importante, seguros. 


Cómo actuar en caso de accidente 

En prevención se utiliza el acrónimo PAS para definir lo que debemos hacer, en este orden, en caso de estar involucrados o presenciar un accidente. 

Prevenir: asegurarse de que usted y el accidentado están fuera de peligro. 

Avisar: al responsable de la cacería y a los servicios de emergencia de la existencia del accidente. Si fuese necesario trasladar al accidentado al centro sanitario más cercano. 

Socorrer: efectuar una primera exploración del accidentado, consciencia, respiración y pulso, para poder avisar al 112 en caso de emergencia. 


Epílogo 

Precaución, conocer las normas básicas para evitar situaciones de riesgo y mantener la calma en caso de accidente, son las tres reglas básicas, que debemos recordar. Muchos de los accidentes, que se producen cada temporada en las actividades cinegéticas, se podrían haber evitado, con una buena información y formación en prevención de riesgos. 


Lo primero que recuerdo que me dijeron cuando de chaval iba de morralero con mi padre, fue que cuidase mi calzado y mirase por donde pisaba, que fuese vestido para resistir las inclemencias del tiempo y siempre me colocase detrás de él, y ya cuando me permitieron usar un arma, que me asegurase mucho antes de disparar y solamente lo hiciese, si veía bien a presa y no había ningún peligro en hacerlo. O sea, los principios básicos de la prevención. 

Como curiosidad, esta temporada una orgánica cordobesa, ha llevado a todas sus monterías una UVI móvil con su equipo sanitario. 

Y recordar que en caso de accidente grave, no se puede alterar el lugar de los hechos, hasta que lo autorice el servicio de prevención o la autoridad judicial. 

¡Buena y segura caza!

Texto y fotos: Félix Sánchez Montes

sábado, 13 de julio de 2019

Monteros y rehaleros en Doñana antes del Parque Nacional


En la Asamblea de la Asociación Española de Rehalas del pasado 22 de junio de 2019, celebrada en Niebla (Huelva) se presentó por el Catedrático de Antropología de la Universidad de Sevilla, Dr. Pablo Palenzuela, la ponencia titulada “Monteros y rehaleros en Doñana antes del parque nacional”, dentro del ámbito de la propuesta de declaración de interés cultural, en el ámbito de Andalucía, promovido por la FAC, Ateca y la Asociación Española de Rehalas.


La exposición partió de los albores de la montería y rehala modernas hasta 1969, hace ahora 50 años, fecha en que fue declarado Parque Nacional y dejó de llevarse a cabo esta actividad. Desde entonces, no hay monterías en el Parque Nacional y sólo se llevan a cabo actividades de gestión de poblaciones mediante métodos de captura y desplazamiento del exceso de reses.


Las fotos representan aquellas jornadas cinegéticas en las que, compartiendo su común afición, convivían monteros con rehaleros y en las que era frecuente la presencia de S. M. el Rey Alfonso XIII. Se trata de un documento gráfico de incalculable valor que, el autor de la ponencia, a través de la Asociación Española de Rehalas, quiere compartir para su común conocimiento a través de esta publicación. 


Al mismo tiempo, las condiciones del terreno (marismas, dunas, matorral bajo) de Doñana imponían ciertas reglas peculiares como la batida de la mancha a caballo, el tiro a res pasada, los puestos en pico de sierra, sin traviesas y la señalización del campo de tiro con cañas en la arena. Se advierte la presencia en las rehalas, en su mayoría, de podencos de talla grande, perros adaptados a cazar en la arena, un terreno no por llano, menos exigente.


Desde la A.E.R. agradecemos al Dr. Palenzuela su aportación, que aprovechamos para plantear la compatibilidad de la protección de este ecosistema privilegiado, con una práctica ordenada de la montería como herramienta de gestión eficaz, fuente de recursos y garantía del mantenimiento de este patrimonio social y cultural, entre otros aspectos.


Alfonso Aguado Puig
Presidente Asociación Española de Rehalas

lunes, 1 de julio de 2019

Sierra Morena cordobesa, del Guadiato al Bembézar. Mi 5º artículo publicado en la web de ABC de la Caza. 1 de julio 2019




RUTA CINEGÉTICA

Sierra Morena cordobesa, del Guadiato al Bembézar

Con un marcado sabor montero, en esta zona típica de la cinegética cordobesa se alternan grandes fincas abiertas con otras más pequeñas y cerradas.


Una finca en la zona del Guadiato - Félix Sánchez

Félix Sánchez Montes


Extracto del artículo

Esta ruta es la continuación hacia el oeste de la de Hornachuelos a Cardeña-Montoro que describimos el pasado mes de mayo y ambas comparten muchas similitudes tanto geográficas como ambientales. Es una zona en expansión en las últimas décadas si nos referimos a las fincas monteras, que principalmente se concentran en su parte sur –menos poblada–, en la que se alternan los grandes acotados abiertos del entorno de La Cardechosa –algunos bien gestionados por la Junta– con otras fincas hacia Villaviciosa más pequeñas que han ido cercándose.



Hemos incluido unas 100.000 hectáreas situadas principalmente entre dos de los ríos más emblemáticos del rito montero, como son el Guadiato y el Bembézar, en las que destacan los brezales y el monte bajo mediterráneo, así como las dehesas clareadas de encina y masas arboladas de quercíneas y coníferas de repoblación. Respecto al uso del suelo, predominan las áreas forestales y naturales con casi el 59 por ciento de la superficie; el 38 por ciento agrícola, es en su mayor parte de regadío, sobre todo de olivares.



Una de las principales actividades económicas presente es la cinegética enfocada principalmente al ciervo y el jabalí en montería. La gestión de las fincas, en general, se ha enfocado a conseguir gran número de reses, lo que implica sacrificar en cierta medida la calidad media de los trofeos. Es importante mencionar la antigua línea ferroviaria Córdoba-Almorchón, «la vía de la sierra» que atraviesa la zona, antaño nexo entre muchas poblaciones, hoy en gran parte abandonada. También en tren viajó a menudo don Antonio Covarsí a montear en estas sierras, y fue precisamente en La Aguja donde cambió la escopeta por el express.

Plano de la zona dibujado por Pablo Capote




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