Prólogo
La caza es una actividad que al practicarse en lugares abiertos con superficies irregulares y usando armas, no está en absoluto exenta de riesgos. Para evitarlos, debemos de extremar todas las precauciones posibles y así reducir, dentro de lo posible, los accidentes. Muchas de estas acciones para prevenir estos accidentes, están reglamentadas y tenemos el deber de conocerlas, si queremos practicar sin riesgos la caza.
De igual modo, todos los responsables de cualquier actividad cinegética realizada en grupo, deben de informar a los participantes antes de comenzar, de los riesgos y medidas pertinentes para evitar accidentes, así como de cualquier otra particularidad que pueda provocar riesgos, siendo estas normas de seguridad, de obligado cumplimiento.
No voy a entrar a explicar de forma exhaustiva, la gran cantidad de situaciones que nos pueden llevar a una situación de riego, solamente me centraré en los que considero más importantes, dejando para otra ocasión el entrar de forma más extensa en estos temas, en especial el de las caídas, condiciones meteorológicas, riesgos biológicos por el manejo de animales y las causas naturales.
Accidentes de tráfico
Son los causantes de aproximadamente un tercio de los accidentes que se producen en el ejercicio de la caza. Un buen porcentaje de ellos, producidos a la ida o a la vuelta del lugar donde vamos a practicar nuestra afición, causados tanto por las condiciones meteorológicas (viento, lluvia, hielo, nieve), como por fatiga o distracción, en especial al volver, ya que acumulamos el cansancio de todo el día y ello aumenta el riesgo.
La prudencia y el respeto por las normas de circulación, es fundamental, así como olvidarse de las prisas, si no queremos tener un percance.
Si conducimos por caminos y pistas forestales, el riego se convierte en elevado, suelos mojados o helados, irregulares y con todo tipo de obstáculos, sin olvidarnos de barrancos y terrenos poco firmes. Por tanto, es muy importante saber cómo se debe conducir por este tipo de terrenos, aparte de llevar un vehículo preparado para ello.
La velocidad a la que circulamos, debe de ser moderada, pues en cualquier momento, podemos encontrarnos con un obstáculo o un animal que se nos cruce, la prudencia en este caso es nuestra aliada, ya que somos nosotros quienes conducimos y debemos tomar la decisión adecuada en cada caso.
Y no olvidar respetar el medio ambiente, se debe evitar ir circulando por zonas prohibidas o campo a través. Y por último, nunca debemos circular por estos caminos después de haber comido, o haber ingerido alcohol o drogas, ya que ello limitaría nuestros reflejos.
Seguridad en las cacerías
Tomemos por ejemplo, las normas de seguridad, que toda persona que esté cazando debe conocer y aplicar y que están recogidas por la Junta de Andalucía:
· “Cuando se avisten grupos de cazadores que marchen en sentido contrario, o vayan a cruzarse, será obligatorio descargar las armas cuando tales grupos se encuentren a menos de 50 metros unos de otros, y en tanto se mantengan de frente respecto al otro grupo.
· Cuando se organicen monterías, ojeos o batidas colectivas, no se podrán disparar las armas hasta que se haya dado la señal convenida para ello, ni hacerlo una vez terminada la cacería.
· En el caso anterior, se prohíbe el cambio o abandono de los puestos de los cazadores y sus auxiliares durante la cacería, haciéndolo solamente, llegado el caso, con conocimiento del organizador de la misma o de sus representantes debidamente autorizados.
· Se prohíbe tener cargadas las armas antes de llegar a la postura o después de abandonarla.
· En los ojeos de caza menor y en las tiradas de tórtolas, palomas y aves acuáticas, deberá colocarse los puestos o pantallas distanciados por lo menos 30 metros unos de otros, quedando prohibido el tiro en dirección a las demás pantallas.
· En las cacerías señaladas en el apartado anterior, deberán colocarse placas de protección a los lados de cada puesto, cuando estos se encuentren a una distancia inferior a 50 metros unos de otros, a una altura conveniente de modo que cubran perfectamente los puestos inmediatos.
· Salvo indicación expresa, los ojeadores o batidores no deberán acercarse a menos de 50 metros de las posiciones de tiro de los cazadores. Por su parte, estos no dispararán en dirección a la línea de batidores cuando esta se encuentre a menos de 80 metros de los cazadores.
· En las monterías, se colocarán los puestos de modo que queden siempre desenfilados o protegidos de los disparos de los demás cazadores, procurando aprovechar a tal efecto los accidentes del terreno. En su defecto, los puestos deberán situarse a más de 250 metros.
· Cada postor deberá explicar antes de empezar la cacería, a todos los cazadores que coloque, el campo de tiro permitido, y estos se abstendrán de disparar fuera de él y especialmente en dirección de los demás puestos que tenga a la vista. Cada cazador está obligado a establecer acuerdo visual y verbal con los más próximos para señalar su posición.
· Con carácter general se prohíbe disparar hacia la zona de seguridad (carreteras, vías férreas, núcleos habitados …), siempre que el cazador no se encuentre separado de ellas por una distancia mayor de la que puede alcanzar el proyectil o que la configuración del terreno actúe de pantalla.
· Se prohíbe disparar en dirección a los lugares en que se encuentren rebaños, hatos, recuas o cualquier otra concentración de ganado, bien se halle pastando o siendo conducido, salvo que se haga a distancia superior a la del alcance del proyectil.
· El organizador o responsable de la actividad cinegética debe de comunicar las normas de seguridad en las cacerías a todos los participantes.
· En todo momento se deberá hacer cumplimiento de las limitaciones y prohibiciones en beneficio de la caza y medidas de seguridad, recogidas en el artículo 55 de la ley 8/2003, de la flora y la fauna silvestres.”
En otras comunidades existes normas similares en su legislación cinegética, y es nuestra obligación conocerlas y cumplirlas.
Podríamos añadir algunas normas básicas, en especial, a lo referente a no disparar a los visos en las monterías, y siempre cerciorarse de “enterrar” la bala al disparar, o evitar los rebotes al hacerlo sobre zonas rocosas.
Normas básicas para el uso de armas de fuego
· Ver y hacerse ver.
· Abrir o descargar el arma al efectuar una maniobra de riesgo (vadear, saltar).
· Nunca disparar en dirección a otros puestos.
· Marcar bien la zona de tiro.
· Nunca abandonar el puesto.
· Nunca disparar al bulto que se mueve en el monte.
· Mantener el dedo fuera del disparador hasta que se vaya a efectuar el disparo.
· El seguro del arma siempre puesto hasta proceder a disparar, en mano se puede hacer con algo de práctica.
· El arma desenfundada y descargada hasta que se vaya a usar. Nunca llevarla cargada en el coche.
· Antes de disparar asegurarse de lo que hay detrás.
· Medir la distancia entre la presa y los perros antes de disparar.
· Asegurarse que tras una caída del arma esta no tiene los cañones obturados.
· No dirigir nunca un arma hacia nadie.
· No usar el visor del arma para observar los puestos vecinos.
· Si disparamos a una res de caza mayor tenerla siempre a la vista.
· No olvidar la munición en el arma y revisar que no quede ninguna bala en la recámara antes de guardarla en su funda.
· Atención a los rebotes de la munición en zonas rocosas.
· No disparar por encima del horizonte (viso).
· Nunca apoyar el arma cargada en zonas inestables.
· No encañonar a nadie ni gastar bromas con las armas.
· No dejar nunca un arma cargada en el suelo.
· Mantener el arma perfectamente limpia.
· Si se moja el arma limpiarla perfectamente cuanto antes.
· Asegurarnos de que el cañón no presenta golpes o curvaturas.
· Revisar si tiene holguras.
· Guardar las armas perfectamente limpias.
· Cuidado con la mala costumbre de apoyar los cañones del arma en las botas.
Y no olvidéis el viejo dicho de que las armas las carga el diablo.
En la caza alcohol cero
Este tema es importante a la hora de evitar accidentes. ¿Cuántas veces, hemos observado en la cafetería, a primera hora de la mañana, a grupos de cazadores bebiendo alcohol sin mesura?, luego salen a cazar y ocurren los accidentes.
Recuerdo una vez en una montería, de cuyo nombre prefiero no acordarme, que el postor de nuestra armada iba tan borracho, que se iba cayendo a cada tramo, y para redondear la faena, se puso en el último puesto a montear, esa vez no ocurrió nada y hasta unas semanas después, no me entere que este señor fue expulsado, según me comentaron, de la sociedad montera a la que pertenecía.
No debería valer aquello de tomarse una copa para templar el pulso, ya que el alcohol produce el efecto de sentirnos más alegres y confiados, lo que hace que bajen nuestros reflejos y podemos provocar un accidente, pues no olvidemos que llevamos en nuestras manos un arma cargada.
La tolerancia al alcohol en la caza, debería ser cero, y por suerte ya hay sociedades de caza y orgánicas monteras, que en sus comidas, no ponen alcohol, y esta temporada, he podido observar al Seprona, haciendo la prueba del alcohol a los conductores de una armada que acababa de salir para dirigirse a los puestos, a ver si cunde el ejemplo y todos iremos de caza mucho más tranquilos, y lo que es más importante, seguros.
Cómo actuar en caso de accidente
En prevención se utiliza el acrónimo PAS para definir lo que debemos hacer, en este orden, en caso de estar involucrados o presenciar un accidente.
Prevenir: asegurarse de que usted y el accidentado están fuera de peligro.
Avisar: al responsable de la cacería y a los servicios de emergencia de la existencia del accidente. Si fuese necesario trasladar al accidentado al centro sanitario más cercano.
Socorrer: efectuar una primera exploración del accidentado, consciencia, respiración y pulso, para poder avisar al 112 en caso de emergencia.
Epílogo
Precaución, conocer las normas básicas para evitar situaciones de riesgo y mantener la calma en caso de accidente, son las tres reglas básicas, que debemos recordar. Muchos de los accidentes, que se producen cada temporada en las actividades cinegéticas, se podrían haber evitado, con una buena información y formación en prevención de riesgos.
Lo primero que recuerdo que me dijeron cuando de chaval iba de morralero con mi padre, fue que cuidase mi calzado y mirase por donde pisaba, que fuese vestido para resistir las inclemencias del tiempo y siempre me colocase detrás de él, y ya cuando me permitieron usar un arma, que me asegurase mucho antes de disparar y solamente lo hiciese, si veía bien a presa y no había ningún peligro en hacerlo. O sea, los principios básicos de la prevención.
Como curiosidad, esta temporada una orgánica cordobesa, ha llevado a todas sus monterías una UVI móvil con su equipo sanitario.
Y recordar que en caso de accidente grave, no se puede alterar el lugar de los hechos, hasta que lo autorice el servicio de prevención o la autoridad judicial.
¡Buena y segura caza!
Texto y fotos: Félix Sánchez Montes
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