Ciervos en época de berrea en los Montes de Toledo - Ana Pérez Herrera
Actualizado:01/06/2020
En el centro de la península ibérica, y a caballo entre las provincias de Ciudad Real y Toledo, se encuentran los Montes de Toledo. Tratamos hoy la zona toledana, extensión de 3.800 kilómetros cuadrados aproximadamente comprendidos entre Los Yébenes en el este hasta Sevilleja de la Jara en el oeste, que incluye una zona montañosa formada por las sierras de Los Yébenes, San Pablo de los Montes, La Jara, Macizos de Montalbán, Sierra del Castañar, Sierra de las Alberquillas, Sierra de la Calderina, con cimas como Rocigalgo (1.447 m), Corral de Cantos (1.421 m) o Peñafiel (1.419 m), y la prolongación menos abrupta conocida como Meseta de los Montes, que se extiende hacia el Tajo.
Se trata, sin duda, de un paraíso de la caza y en especial de la montería tradicional, donde el buen aficionado puede encontrar venados, jabalíes, corzos y muflones en la mayor; y perdices, conejos, codornices, tórtolas y torcaces en la menor. Dehesas extraordinarias en unas zonas y un monte abrupto en otras se convierten en un refugio ideal para otras especies como el lince ibérico.
Ya en el "Libro de la montería" del rey Alfonso XI se hace referencia a la caza en esta zona, señalando como curiosidad que «en los Montes de Toledo no hay jabalíes». Por estas tierras han cazado, entre otros muchos, figuras míticas de la venatoria española como Eduardo Figueroa; Alonso Martínez, conde de Yebes, dueño de la finca El Robledo de Montalbán; Covarsí, quien hace referencia a estas sierras en su obra Narraciones de un montero; o el conde de Teba, propietario de la finca La Ventosilla, uno de los tiradores más legendarios de la historia de la caza en España. En la finca El Castañar cobró en 1949 su primer jabalí el rey emérito Juan Carlos I. También fueron asiduos de estos montes el rey Alfonso XII y la infanta doña Alicia de Borbón-Parma y Habsburgo Lorena, única mujer que posee todos los trofeos cinegéticos ibéricos, incluidos oso, lince y lobo. Y Alonso Álvarez de Toledo, marqués de Valdueza, propietario de una de las mejores rehalas españolas, a quien ya hemos traído a estas páginas. No podemos dejar de nombrar en esta ruta al considerado mejor fotógrafo cinegético español, Ragel, quien realizó numerosos reportajes en la década de los años veinte, invitado por Francisco Landaluce, propietario de la finca Las Navas, retratando principalmente esta finca y Los Quintos de Mora. Y el Allozar, donde se sigue practicando el lanceo de jabalíes a caballo.
Grandes encinares
En la vegetación destacan los encinares que, a medida que aumenta la altitud y la precipitación, son sustituidos por melojares, siendo destacables las masas arbóreas de municipios como San Pablo de los Montes, Los Yébenes o Navahermosa. En su sotobosque son frecuentes arbustos como el torvisco, la olivilla, el espino negro, la cornicabra y la escoba blanca. En el contacto entre ambos tipos de bosques, en ambientes húmedos, aparecen quejigos. Las zonas más húmedas se pueblan de brezales y entre los pastizales vivaces destacan los berceos, endémicos del occidente peninsular. Sin duda, una ruta que no podemos dejar de visitar por su riqueza cinegética, espectaculares paisajes y rica gastronomía.
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