La diputada del PP, Milagros Marcos, interviene en una sesión plenaria en el Congreso - EP
No habrá vuelta atrás en el veto a la caza del lobo, tampoco por la vía del Congreso. Ocho meses después de su aprobación, y pese al rechazo del mundo rural y de las comunidades más afectadas, PSOE y Podemos mantienen el blindaje del cánido. Los dos partidos, con el apoyo de la izquierda, han rechazado en el Congreso una propuesta del PP para sacar al lobo ibérico ubicado al norte del Duero del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre), que en la práctica permitiría volver a la situación anterior.
La proposición de ley ha sido defendida por la diputada popular Milagros Marcos, quien ha dedicado la iniciativa a «los ganaderos que lloran de impotencia cada día y viven con el corazón en un puño por un capricho del Gobierno».
Pese al apoyo en la tribuna de Vox, Foro Asturias y del Partido Regionalista de Cantabria, la propuesta ha sido rechazada con 175 votos, 26 abstenciones (incluidas las de Ciudadanos, PNV y EH Bildu), y el respaldo de 143 diputados.
«Incluir el lobo en el Lespre, es decir, dejar que crezca de forma descontrolada (...) no es proteger al lobo, es acabar con la ganadería», ha dicho Marcos, cuyo discurso ha estado plagado de alusiones al mundo rural y a la despoblación. La postura del PP radica en que no hay que elegir entre proteger al lobo y proteger a la ganadería, ya que no son incompatibles, sino que es necesario establecer mecanismos flexibles que faciliten el control de la especie.
El debate parlamentario ha mostrado la división abierta el pasado septiembre. Por una parte, los partidos de Gobierno y de la izquierda defienden que la decisión está motivada por criterios científicos, por los grupos conservacionistas y por la directiva de Hábitats de la Unión Europea. Por otra, PP y Vox se han erigido en los defensores de los territorios y colectivos impactados de lleno por la decisión, es decir, Castilla y León, Asturias, Cantabria y Galicia y los ganaderos, que ven insostenible su modo de vida con un blindaje total al cánido.
«¿Quién necesita protección?», se ha preguntado Marcos, «¿el lobo, que ha crecido un 20% o la ganadería, que lleva cuatro años soportando caídas en los mercados por el Covid, la demonización del Gobierno, la subida en los costes de explotación...?». Según los datos aportados por la diputada popular, cada año hay 14.000 reses muertas por ataques del cánido y, tras el blindaje, las cifras seguirán creciendo. «Van a aumentar los ataques, lo tienen tan claro que hasta han previsto gastarse 20 millones de euros más. Piensan que con más subvenciones públicas lo van a resolver, pero no hay dinero que compense la brutal agresión del lobo y el estrés que genera en toda la cabaña», ha argumentado.
Pero sus razones no convencieron a los partidos de Gobierno. El diputado de Unidas Podemos, Juan López de Uralde, calificó de «engañosa» la proposición al tener como único fin la eliminación de su protección y aseguró que la decisión está avalada por la ciencia y por la UE. También relativizó el impacto real de los ataques de lobos a las reses. Según sus cifras, no suponen más del 0,004% del total. Los «verdaderos problemas» del mundo rural, según explicó, son las macrogranjas, el cambio climático y las «prácticas desleales en la cadena alimentaria».
También el socialista Omar Anguita negó que el lobo se esté expandiendo, basándose en los datos de los censos oficiales de 1987 y de 2014; y afeó al PP que «solo ven escenarios para desgastar a este Gobierno».
No hay comentarios:
Publicar un comentario