sábado, 12 de noviembre de 2022

Los cartuchos .300 Winchester Magnum.

 Origen: Trofeo


Los cartuchos .300 Winchester Magnum

Aunque fue el último de los cartuchos magnum de vaina corta de primera generación que desarrolló Winchester a mediados del siglo XX, quizá por ello, también fue el más perfecto en el sentido de equilibrado y útil en la caza mayor no peligrosa de los cinco continentes, por lo que pocos años después de su lanzamiento se convirtió en una de las municiones de caza más populares en todo el mundo. Este artículo trata su historia y aplicación en nuestro país.

El .300 Winchester Magnum es un cartucho desarrollado por Winchester en los Estados Unidos, para su rifle Winchester mod. 70, que data del año 1963. Pertenece a la denominada familia de “municiones magnum de vaina corta de primera generación”, que se desarrollaron en Estados Unidos a partir de 1956 con las vainas belted (con culote con cinturón) que utiliza la munición del .375 Holland & Holland, pero recortadas a una menor longitud y modificadas para que engarcen proyectiles de otros calibres. La idea era crear una nueva familia de potentes cartuchos que se pudieran disparar en armas provistas de cerrojos y cajones de mecanismos (acciones) de longitud estándar, lo que abarataba los costes de fabricación de las armas.

Así es, hasta 1956 la cartuchería deportiva de alta velocidad más potente del mercado, que se comercializaba con el nombre de magnum, como por ejemplo la diseñada en Estados Unidos a partir de la II Guerra Mundial por Roy Watherby y, especialmente, en Inglaterra durante los primeros años del siglo XX por Holland & Holland, se caracterizaba por utilizar vainas muy largas para que pudieran contener una gran cantidad de pólvora.

Por esta razón, los rifles que disparaban (y disparan) estos primeros cartuchos magnum tenían necesariamente que utilizar cerrojos y armazones (es decir, acciones) que eran también más largas que las armas que consumían cartuchos estándar de menor potencia, como el .30-06, el .270 Winchester, etc.

Sin embargo, Winchester, en 1956, utilizando pólvoras especiales, ideó el primer cartucho magnum corto: su .458 Winchester Magnum que, a diferencia de las potentes municiones de grueso calibre inglesas y norteamericanas de la época, utilizaba la vaina belted del .375 H&H Mag. recortada a 63,5 mm. (la vaina del .375 H&H Mag. mide 72,39 mm.), por lo que se podían disparar, como hemos apuntado, en rifles con acciones estándar. De hecho, el primer rifle que recamaró el .458 Winchester Magnum fue una versión reforzada del mítico Winchester mod. 70.

Rifle Winchester mod. 70 y munición Winchester Power Point

Más tarde, en 1958 Winchester vuelve a poner en el mercado dos cartuchos magnum de vaina belted corta: el .264 Winchester Magnum que, tras unas décadas de mucho éxito en todo el mundo fue paulatinamente dejándose de utilizar hasta quedar casi obsoleto, y el .338 Winchester Magnum que ha experimentado (al menos hasta ahora y especialmente en nuestro país), justamente lo contrario: inicialmente fueron pocos los cazadores que le encontraron utilidad, pero poco ha poco se ha hecho cada vez más popular y hoy día, pese a tratarse de una munición muy potente para la fauna española, lo utilizan cada vez más cazadores de todos los países, en particular, cada día más monteros españoles. Lo que no nos debe extrañar en absoluto porque es una munición excelente para la que se fabrican rifles de cerrojo muy manejables y también semiautomáticos, caso de los Browning BAR y de los Benelli ARGO de última generación (ARGO E).

El quinquenio prodigioso. Por todo lo expuesto hasta ahora, siempre me he preguntado cuál sería la razón por la que Winchester esperó cinco años, desde 1958 que ya había creado los primeros cartuchos magnum cortos de “pequeño” calibre, hasta 1963 para lanzar al mercado su cuarto magnum corto de primera generación (1): el .300 Winchester Magnum, que como los anteriores comercializó para su inmejorable (para la época) rifle Winchester Mod. 70 y que nada más salir al mercado tuvo tanto éxito que se puede afirmar que es la munición magnum más utilizada en todo el mundo de cuantas se han diseñado.

Munición .300 H&H Magnum (original y norteamericana) comparados con un .300 Win. Mag y un .300 Weatherby Magnum.

El retraso en su lanzamiento le costó a Winchester que Remington, su eterno rival, comercializara en 1962 el 7 mm. Remington Magnum y, por supuesto, también que disfrutara cinco años antes de la publicidad, fama e ingresos económicos que consiguió después con su .300 Winchester Magnum.

¿Pensarían quizás sus directivos e ingenieros que un catucho magnum de menor calibre que el .338 no podría competir con las municiones estándar u otras municiones magnum de vaina larga utilizadas en EE. UU en aquellos años?

Es posible. En aquella época, cuando se necesitaba cazar a larga distancia con un calibre .30, se usaba bastante un .300 magnum de vaina larga, inicialmente desarrollado en Inglaterra por Holland & Holland con el nombre de Holland´s Super .30, que utilizaba la vaina del .375 conveniente modificada en su cuello para que aceptara los proyectiles de menor calibre. La firma Western Cartridge Co, que entonces fabricaba las municiones Winchester, lo introdujo en Estados Unidos hacia 1926 con el nombre de .300 Holland & Holland Magnum y desde entonces se granjeó en este país la fama de ser una excelente munición hasta el punto de que, poco después, varias empresas comercializaron rifles de este calibre en EE.UU.

No hubiera sido extraño, por tanto, que este cartucho fuese el freno que impidió que apareciera antes el .300 Win. Mag. porque, con una presión relativamente moderada en recámara debido al largo diseño de su vaina, disparaba balas de 150, 180 y 220 grains (2) a velocidades de 3.000; 3.750 y 2.300 pies por segundo, respectivamente (914; 838 y 701 m/s), velocidades muy altas para la época, en los que no se contaba con las pólvoras ni con los medios actuales. Y desarrollar un cartucho magnum de calibre 30 que superara al .300 británico en prestaciones y que, encima, tuviera que tener una vaina más corta, en la que entraba menos cantidad de pólvora, bien pudo haberles parecido a los técnicos de la fábrica de armas que conquistó el Oeste una misión poco menos que imposible.

Cartuchos calibre .270 Win, .300 Win. Mag. y .300 WSM. Este último .300 también originó, a partir del año 2000, una segunda generación de cartuchos Winchester Magnum pero, a diferencia de los cartuchos diseñados en el siglo XX, utilizan una vaina más corta y ancha provista de culote “rebated rimless”. Bajo estas líneas, nueva cartuchería Geco Express, de 165 grains.

Por otro lado, hacer un cartucho magnum de calibre diferente al 30 que fuera mayor del .264 y menor que el .338, que ya tenían, puede que ni lo consideraran porque, por un lado, el .264 Winchester Magnum “iba viento en popa” y cada día se hacía más famoso. Además, por otro lado, disponían de su .270 Wincheter, que desde 1925 estaba también totalmente consagrado en el mercado y que disparaba balas de 7 mm. a una endiablada velocidad para la época, aunque no llevara el nombre de magnum ni utilizara vaina belted.

Nunca es tarde… Pero llegó 1963 y Wincheser, una vez más, sorprendió al mundo con el que con el tiempo se convertiría el cartucho magnum más popular de cuantos se han desarrollado: el .300 Wincheser Magnum (3), que utilizando una vaina más corta, es capaz de disparar balas más pesadas del mismo calibre y peso a mayor velocidad que el .300 H&H Magnum. En concreto, puede impulsar balas 150, 180, 200 y 220 grains a velocidades de 3.290; 2.960; 2.825 y 2.680 pies por segundo, respectivamente (1.003; 902; 861 y 817 metros por segundo) que permiten abordar las piezas no peligrosas de todo el planeta, sobre todo si se utiliza en las más grandes las balas de mayor peso o las de 200 grains con diseños especiales para retardar la expansión y favorecer la penetración: blindajes especiales más robustos, núcleos soldados a la camisa, etc.

Pero ¿cómo fue esto posible? Es decir, cómo es que Winchester logró superar las prestaciones del .300 Holland & Holland utilizando una vaina más corta. ¿Milagro balístico? No, simplemente agudizando el ingenio: utilizó una vaina recortada del .375 H&H Mag que, siendo lo suficientemente corta para poder ser disparada en una acción estándar, mide unos tres milímetros más que la que usan sus cartuchos calibre .264, 338 y .458 Winchester Magnum: 66,55 mm. en vez de 63,50 mm. Pero, además, y con el fin de conseguir que la vaina tuviera un poco más de capacidad para albergar más pólvora aún, la diseñó con el cuello lo más corto posible aunque de modo que pudiera engarzar correctamente al proyectil para que la precisión se mantuviera muy alta cuando se dispara en rifles con cañones de buena calidad. Y de esta manera no sólo logró superar las prestaciones del .300 británico sino que obtuvo un cartucho que no es preciso, sino muy preciso para tratarse de una munición de caza. Tanto es así que se ha utilizado también mucho en modalidades de tiro al blanco a grandes distancias, incluidas las pruebas que se celebran a 1.000 yardas.

Al ser el calibre .300 Winchester Magnum muy potente, es importante utilizar en las piezas españolas balas “blandas” no muy pesadas. Los mejores resultados se consiguen con los proyectiles de 150 y 180 grains, así como los de peso intermedio.

Y también polivalente y fácil de utilizar

Otra ventaja añadida de la vaina del .300 Win. Mag, es que, al ser más larga que la de los demás magnum cortos belted, hace que el cartucho sea más esbelto, más elegante, y por tanto que guste (que le entre más por los ojos) al cazador, lo que sin duda es un motivo más que ha contribuido a su fama, al menos en los primeros momentos de su lanzamiento al mercado en los distintos países del mundo donde fue introducido.

Pero lo más importante, es que se trata de una munición muy polivalente y fácil de utilizar en cualquier modalidad de caza, si bien la mejor aplicación que se le puede dar (y para la que fue diseñada) es la caza a grandes distancias en zonas despejadas de matorral de animales no peligrosos de talla media y grande, en los que se muestra mucho más contundente y resolutivo que cuando se cazan con otras municiones estándar del mismo calibre. como el .30-06.

Esto se debe a que es un calibre muy veloz, por lo que sus balas impactan con una velocidad remanente que es también más alta y crean heridas mayores que los calibres estándar, ya que ceden mucha más energía.

Baste decir que a 200 metros la velocidad de muchas balas de 150 y de 180 grains del .300 Winchester Magnum es ligereramente más elevada que la velocidad que tienen a 100 metros los proyectiles del mismo peso y diseño del .30-06, o lo que es lo mismo, que con estos proyectiles a 200 metros un .300 Win. Mag es más efectivo que el .30-06 a 100 metros.

El único inconveniente que tienen éste y cualquier otro cartucho magnum es que, debido a la alta velocidad inicial que desarrollan sus proyectiles se pueden desviar con más facilidad de su recorrido si chocan contra ramitas o tallos, pudiéndose por este concepto desviar el proyectil tanto como para fallar o por lo menos no impactar donde se apunta.

Por ello, la caza a larga distancia en llanuras y sabanas despejadas de matorral es el mejor escenario para disfrutar del .300 Winchester Magnum de todas sus prestaciones.

En concreto, sus balas de 150 y de 180 grains permiten abordar con gran contundencia y a mayor distancia que las municiones estándar todas las piezas de talla media (y en particular, las españolas) Y con los proyectiles de 200 y 220 grains se pueden abatir todas las piezas más grandes del mundo, si bien en las más pesadas, como el Eland, dan mejores resultados calibres más gruesos y potentes, como el .338 Win. Mag. y el .375 Holland & Holland. De hecho, seguramente porque en las piezas mayores es preferible utilizar calibres más grandes y potentes, las balas de 220 grains están en desuso y las que se siguen comercializando son más bien balas tácticas, para disparar a grandes distancias. Incluso Winchester ya no las cataloga, siendo actualmente la recarga la mejor vía para conseguir municiones de caza de este peso.

Tampoco es el .300 Winchester Magnum un cartucho adecuado para recechar animales más pequeños que un venado, en los que ya va sobrado de potencia. No lo es sobre todo si se desea aprovechar su carne, porque causa grandes destrozos; además, estos animales pequeños se cazan más cómodamente con rifles de menor calibre que, además de más ligeros, suelen ser más cortos y manejables.

Al gusto Español

Como bien puede imaginarse el lector, un calibre como el .300 Winchester Magnum, capaz de disparar las mismas balas del .30-06 a mayor velocidad, no podía pasar desapercibido por los cazadores norteamericanos que encontraron en este calibre la herramienta “made in USA” ideal para poder cazar a mayores distancias las piezas más grandes de su vasto país, en las que el .30-06 se quedaba corto de potencia.

Pero tampoco pasó desapercibido por los cazadores europeos, pues las fábricas europeas de armas y municiones también tuvieron que tenerlo rápidamente en cuenta si querían competir con las fábricas norteamericanas, empresas que además comenzaron a distribuir en los países europeos grandes cantidades de armas y municiones de este calibre.

Y, por supuesto, también lo adoptamos los cazadores españoles que encontramos en este cartucho la mejor opción para utilizar el mismo rifle en cualquier modalidad de caza y en cualquiera de nuestra especies, ya que le sobra potencia para matarlas ya sea en rececho, montería o en espera.

Podríamos preguntarnos y con razón, si ¿acaso nuestras jaras y ramas no desvían las balas y por eso se utiliza tanto este calibre en montería?

Claro que las desvían y seguramente por este concepto se habrán fallado y herido muchos cochinos y venados, pero eso no lo ven normalmente los monteros. Sólo ven que fallan o que aciertan y que cuando aciertan, sobre todo si es a corta distancia, con este calibre cobran mucho mejor la pieza que con otros calibres estándar que, además, suelen tener más inconvenientes prácticos porque son más lentos y su menor velocidad inicial complica el cálculo del adelanto sobre piezas que se desplazan a gran velocidad.

Arriba, a la derecha, munición .300 H&H Magnum (original y norteamericana) comparados con un .300 Win. Mag y un .300 Weatherby Magnum. Nótese cómo el .300 Weatherby Mag. utiliza también la vaina larga.

Por otro lado, precisamente por su mayor velocidad, las balas del 300 Win. Mag tienen también menos caída que las de otros calibres, lo que igualmente facilita la puntería si hay que realizar un disparo lejano. Es decir, mejora el alcance con respecto a otros cartuchos estándar, algo que me consta, por las consultas que llegan a redacción, que curiosamente obsesiona a muchos monteros. Digo curiosamente porque, aunque suelen reconocer que rara vez tiran más lejos de 100 metros, prefieren utilizar rifles de cerrojo o semiautomáticos de este calibre o de calibres magnum similares, como el 7 mm. Remington Magnum, “porque tiene más alcance”.

Y la verdad, en cierto modo les doy la razón. No soy partidario de utilizar un rifle para todo y normalmente uso el que mejor considero que se ajusta a la modalidad y especie a cazar, pero si no pudiera o deseara tener más rifles pueden estar seguros de que yo también utilizaría un .300 Winchester Magnum en todas las modalidades de caza españolas.

Munición adecuada para cazar en España

Otro motivo por el que el .300 Winchester Magnum es una munición muy popular en España es porque, a diferencia de otros calibres, siempre se ha comercializado en nuestro país cargado con balas de 150 ó de 180 grains y todas las de este peso, aunque unas más que otras, son adecuadas para cazar en España. Es decir, es un calibre fácil de usar y, como consecuencia el cazador nunca se ha sentido defraudado, pues utilice el proyectil que utilice consigue buenos resultados. Incluso cuando se emplean balas con un diseño poco expansivo, sobre todo en tiros a corta distancia, la alta velocidad del proyectil hace que siempre éste expanda mejor que si se hubiera utilizado otro cartucho más lento cargado con la misma bala.

Además de las de 150 y 180 grains, hoy día también se puede conseguir municiones de este calibre cargadas con peso intermedio, como las Barnes Vor-Tx con bala TTSX, de 165 grains o las de 170 grains que monta la munición Geco Express y que igualmente son adecuadas para cazar en nuestro país. Igual podemos decir de RWS, que también utiliza el peso de 165 en algunos de sus magníficos proyectiles que carga en esta cartuchería (DK, KS), de Federal Fusion 165 grain, etc. Normalmente, estas balas de pesos intermedios van mejor en el tiro a grandes distancias de las piezas más grandes (jabalíes, venados, gamos) que las de 180 grains.

Más difícil, pero no imposible, es conseguir balas de 200 grains, que ya no son aptas para cazar en España. Deben utilizarse para cazar en otros países piezas más grandes y “duras” que las españolas, como por ejemplo antílopes africanos, porque en caso de dispararlas sobre un jabalí, gamo o venado español no expandirán bien y se limitarán a traspasarlo y herirlo en la mayoría de los casos porque ceden poca energía.

En rececho a grandes distancias, más de 250 metros, de cualquier pieza española los mejores resultados se obtienen con los proyectiles de punta muy aguzada y cola de bote de 150-170 grains, por ejemplo con balas tipo tip (punta afilada de polímero que entra en forma de cuña para favorecer la expansión del núcleo). Recechando más cerca también se puede utilizar balas de 180 grains, consiguiéndose excelentes resultados con los proyectiles convencionales semiblindados con núcleo de plomo y con las balas de este peso diseñadas para favoreceer la expansión, como las Norma Punta de Plástico, que igualmente dan inmejorables resultados en montería.

En disparos que se realizan muy cerca, por ejemplo en un cortadero cazando en montería jabalíes a pocos metros del puesto o en un aguardo, es buena idea utilizar balas de hasta 180 grains que tengan el núcleo soldado a la camisa o envuelta, caso de la bala Norma Oryx, porque la velocidad del proyectil, al ser tan alta, provocará una mejor expansión controlada que evitará que se fragmente éste y que las piezas sigan corriendo, aunque mueran a pocos metros del puesto.

Este efecto no deseado (típico de todos los calibres de alta velocidad), que no se puede criticar ni considerar un defecto ya que el .300 Winchester Magnum no se diseñó para cazar cerca, es mayor cuando más débil es el blindaje de la bala y más ligera sea ésta. Se produce porque el golpe que recibe la bala al chocar contra el cuerpo de la pieza es tan violento que su blindaje es incapaz de proteger al núcleo, por lo que la bala literalmente se desintegra en pequeños fragmentos que no son capaces de penetrar lo suficiente y no alcanzan los órganos vitales o crean heridas poco importantes. Por tanto, de manera general, a corta distancia no es, en absoluto, buena idea emplear con este calibre las balas de menor peso de 180 grains.

Información adicional de cartuchos .300 Winchester Magnum.

Selección de puntas para el .300 Winchester Magnum

Nota: Se ha elegido la bala Winchester Power Point por ser uno de los proyectiles que, junto con el Winchester Silver Tip, montaron los primeros cartuchos .300 Winchester Magnum. Actualmente sigue fabricándose y es una de las balas clásicas preferidas por el autor en todos los calibres que utiliza: es económica, precisa y, sobre todo, mata bien la caza española. No en vano lleva muchas décadas fabricándose y soportando la competencia de otras balas más técnicas.

(1) En el año 2000 y primeros años del siglo XXI, Winchester desarrolló una segunda generación de cartuchos magnum cortos, pero esta vez utilizó una vaina aún más corta y más gruesa, provista de ranura de extracción y culote rebatido (rebated rimless): la familia de cartuchos WSM (Winchester Short Magnum), en los calibres .300; 7 mm. y .270 WSM, que no se deben confundir con los primeros cartuchos magnum diseñados con la vaina belted del .375 H&H Mag.

(2) Modernamente el veterano .300 Holland & Hollad Mag se sigue fabricando en EE. UU. y se carga con balas de 150, 180 y 220 grains que desarrollan velocidades de 3.190, 2.880 y 2.620 con las que sigue sin poder competir con las del cartucho norteamericano, no sólo en velocidad sino también en variedad de marcas de cartuchos y de marcas y tipos de rifles que disparan ambos cartuchos. Así, por ejemplo, la acción larga que necesita el .300 H&H Magnum no lo hace apto para ser disparado en rifles semiautomáticos y los de cerrojo, por el hecho de utilizar una acción más larga, los fabrican menos marcas de armas.

(3) Cuyo nombre está muy bien puesto según la nomenclatura que siguen los cartuchos norteamericanos porque ya existía en Estados Unidos un cartucho que disparaba balas del mismo calibre a menor velocidad: el .300 Savage, diseñado en 1920 para el rifle de palanca Savage mod. 99, que dispara balas de 150 y 180 grains a 2.630 y 2.350 pies por segundo.

Texto y fotos: Juan Francisco París

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