ELENA GENILLO@helengenilloCazadores y agricultores piden controlar la sobrepoblación de este voraz mamífero que provoca graves daños en la fauna menor, pero los científicos no lo avalan.
«Al meloncillo hay que ponerlo en su sitio». Ese fue el ruego del presidente de Asaja Córdoba, Ignacio Fernández Mesa, en la inauguración de las jornadas técnicas celebradas en la de Universidad de Córdoba (UCO) para evaluar si este voraz depredador reúne los requisitos para convertirse en una especie cinegética.
Los cazadores, agricultores y ganaderos lo tienen claro. «La situación del meloncillo requiere decisiones y medidas que frenen la sobreabundancia y garanticen el equilibrio en zonas donde la depredación de esta especie oportunista está provocando graves daños a la biodiversidad y, especialmente, a la fauna menor», alertaron desde la Federación Andaluza de Caza (FAC), que exigió en estas mesas técnicas que la Junta cumpla su compromiso.
En mayo del año pasado, la Consejería de Agricultura firmó con la FAC un protocolo en el que se comprometía a la actualización del marco normativo de control de predadores y la protección de la caza menor en Andalucía. No obstante, critican, «Andalucía sigue sin regularlo», a diferencia de otras comunidades limítrofes como Castilla-La Mancha y Extremadura.
El meloncillo es un mamífero de origen africano, aunque cruzó el Estrecho hace casi dos milenios gracias a los romanos. En la Península Ibérica, su hábitat se circunscribía hasta hace escasas fechas al Algarve, Sierra Morena, Doñana y las serranías de Cádiz y Málaga. Actualmente las poblaciones de meloncillos se han extendido por gran parte de la Península Ibérica. Investigadores del IREC, del IESA-CSIC, del INIA, y de las universidades de Málaga, Córdoba y Complutense de Madrid, actualizaron en 2021 la distribución del meloncillo en España. Los resultados del estudio muestran que este mamífero está presente en la mayor parte de Extremadura, oeste de Castilla-La Mancha y centro-oeste de Andalucía y prevén que su expansión siga creciendo.
Los cazadores andaluces quieren que la Junta regule la caza de este predador, teniendo en cuenta diferentes informes técnicos como el publicado recientemente en la revista «Mammalian Biology» que confirman que estas mangostas son perjudiciales para la fauna menor y para otras especies protegidas. Basan sus conclusiones en el estudio de la dieta de los meloncillos en Portugal, donde sí es una especie cinegética. El contenido estomacal de los ejemplares muertos analizados muestra que su dieta está basada en un 63% en mamíferos, un 16,27% en reptiles y un 7,86% en anfibios.
Por ello, tanto los cazadores como los ganaderos andaluces piden a la Junta regular la sobrepoblación con la actividad cinegética. En la mesa técnica celebrada en la UPO, organizaciones como Asaja expusieron que los meloncillos basan su dieta en conejos, pequeñas aves como perdices o codornices y reptiles, pero que también se han dado caso de ataques a terneros, corderos o gallinas. En los últimos años, reconocen, estos ataques no han sido masivos, pero en sector temen que pueda volver a repetirse la situación de hace unos años, cuando fueron muchos los casos de ataques a pequeños corderos o terneros recién nacidos. Sí que son muy numerosos los daños a fauna menor, como pueden ser las perdices o los conejos, que son la base económica de muchos cotos de caza. «Queremos que se pueda cazar en las zonas, y en los momentos, en los que suponga un problema», insistió en Córdoba Jesús Aguilar, ingeniero de Montes y técnico de Asaja Sevilla.
Por su parte, los investigadores de la UCO, respondieron que hacen falta más informes técnicos sobre la situación del meloncillo y las razones por las que se está extendiendo por la Península Ibérica antes de decidir sobre su control cinegético. Y los ecologistas celebraron la medida.
«La Federación Andaluza de Caza (FAC) y ASAJA intentaron, por activa y por pasiva, convencer a los participantes en las jornadas técnicas, de la urgencia de considerar al meloncillo como al zorro, una especie a la que se pueda perseguir con ensañamiento y auténtico salvajismo por tierra, mar y aire. Pero no lo consiguieron. Los informes científicos expuestos en el trascurso de las jornadas no avalan, ni de lejos, las apocalípticas declaraciones de entidades, de personas de referencia en el mundo de la caza, ni, por supuesto, de la aparente preocupación en la Junta de Andalucía», criticaron desde Ecologistas en Acción. Es más, añaden los ecologistas, «todos los científicos presentes, coincidieron en que los estudios actuales no son determinantes en el sentido de modificar el estatus de la especie que permita un control generalizado».