Un jabalí de más de 200 kilos cazado en España: hablamos con el cazador.
Javier Fernández
Uno de los integrantes de esta cuadrilla de cazadores barceloneses es el rehalero Pedro García, de 68 años. Como se suele de decir, de casta le viene al galgo, ya que a su familia, su padre Ceferino y su abuelo Antonio, al estar siempre rodeados de perros de caza, los llamaban la «familia los perros».
Actualmente, gestiona un acotado en el municipio leridano de Ponts, situado en la comarca catalana de La Noguera. Lo hace junto a 14 amigos más, trece de ellos monteros, y su compañero Manel, que forma parte junto a él del equipo de perreros de la cuadrilla. Los integrantes del acotado pueden practicar las modalidades de caza menor y mayor en batida.
Para la caza del jabalí, sólo autorizada los sábados, han dividido el acotado en cuarteles que sólo son cazados en dos ocasiones en la temporada dada la extensión de la finca.
Un jabalí gigante, uno de los mayores cazados en nuestro país.
Una rehala de podencos portugueses
Las cuadrillas de perros de Pedro y Manel, únicamente formadas por 14 perros de la raza podenco portugués de talla pequeña, mediana y grande, logran detectar la presencia de los grandes jabalíes en sus encames, permitiendo a monteros o perreros organizarse para poder abatirlos. La experiencia de los rehaleros les ha llevado a elegir esta raza de perros, ya que, pese a su valentía, nunca pretenden agarrar al jabalí, minimizando las posibilidades de ser alguno de ellos heridos en el envite y permitiendo al perrero, en la mayoría de las ocasiones, llegar al lugar de la batalla. Otro punto a su favor es su portentoso olfato.
Uno de los mayores jabalíes cazados en España en abierto: 209 kilos
En el año 2016, Pedro logró abatir, gracias a su equipo de perros, uno de los mayores jabalíes abatidos en abierto en España hasta la fecha, con la friolera de 209 kilogramos de peso. Pese al impresionante tamaño del cochino, su boca no correspondía a su corpulencia. Los cazadores organizaron, como cada sábado, una batida de jabalíes en una de las zonas del acotado.
Desconocían la existencia de un animal de semejante tamaño. Pedro piensa que el extraordinario macareno procedía de unas siembras de maíz cercanas al monte a batir, ya que fue capturado en época de celo junto a dos ejemplares machos más. La mancha era de pino y monte bajo, y allí el perrero se hizo con los dos ejemplares de menor porte y el jabalí gigante.
El lance en el que el cazador logró capturar el impresionante jabalí
A media mañana en una zona de difícil orografía los perros delataron con sus ladras la presencia de un suido. Pedro que estaba situado a 500m de la ladra corrió hacia el lugar para auxiliar a sus perros. Allí se encontró un enorme cochino que iba andando seguido a escasos metros por lo podencos.
La bestia, cada cierta distancia, se detenía para plantar cara a los canes. Momento que aprovechaba el perrero para recortar unos metros al animal. Cuando estuvo a distancia de tiro, efectuó el primer disparo con su escopeta del calibre 12 de la marca Beretta. Pero la extenuante carrera propició que la bala no impactara en el animal. Mientras corría tras él, erró el disparo en dos ocasiones más.
A 300 metros del lugar de la primera detonación pudo aproximarse a corta distancia del espectacular macareno, que no se percató de su presencia al estar cegado en su enfrentamiento con los podencos. Aprovechó esa oportunidad y, sin poner en peligro a los perros, le disparó detrás de la oreja.
El impresionante jabalí cayó desplomado. El cazador no fue consciente de la excepcionalidad de su tamaño hasta el momento que se aproximó al animal, una bestia. La boca no correspondía a su corpulencia, pese a esto decidió entregarlo entero a un taxidermista para que lo inmortalizara de pecho.
Colaboración de Eusebio Ezquerra, administrador del grupo de Facebook Solo Jabalí.
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