Hablamos con el cazador barcelonés que abatió el viernes el jabalí que asegura posee el mayor trofeo registrado en Cataluña. Las defensas del cochino, cazado en espera, no solo destacan por su longitud, también lo hacen por su imponente grosor.
Dado su tamaño, fue necesario un tractor para cargar el ejemplar. Se desconoce su peso real, ya que la báscula en la que fue pesado no permitía medir cifras superiores a los 150 kilos. Dada la experiencia cinegética del cazador este afirma que supera con creces los 160 kilos.
Iván Martínez junto al enorme jabalí, posiblemente récord de Cataluña. A la derecha, los colmillos del macareno son largos y muy anchos.
Así se abatió el posible récord de Cataluña de jabalí
Iván Martínez, un apasionado cazador de jabalíes a la espera, ha tenido la fortuna de vivir un lance junto a su hijo Iván que por siempre permanecerá en la memoria de ambos. Tras varios meses tratando de cazar un enorme macho, el viernes por fin lograron su objetivo. El astuto macareno había detectado la presencia de los cazadores en multitud de ocasiones, pero esa noche la presencia de varías hembras en el lugar de la espera posibilitó su abate. La especie se encuentra en época de celo.
Este es el equipo utilizado por el cazador en sus esperas al jabalí.
Más de tres horas tuvo que esperar Iván para poder derribar al solitario. El macareno, pese a estar a 100 metros de distancia de los cazadores, no ofrecía oportunidad de disparo, ya que en todo momento estaba rodeado de las jabalinas. La paciencia del esperista tuvo su premio. El barcelonés aprovechó el momento en el que el macho se alejó de la piara junto a una cochina para derribarlo de un certero disparo de su rifle Merkel Helix Speedster del calibre .300 Winchester Magnum. La bala Hornady Precision Hunter de 200 grains cumplió su objetivo impactando en el codillo del formidable ejemplar.
En esta imagen podemos ver la anchura de los colmillos del jabalí. El calibre .300WM resultó definitivo para el gran jabalí.
Un lance que jamás olvidarán el cazador y su hijo
Nada más ver caer al gran jabalí, al que llevaban siguiéndole la pista varios meses, padre e hijo se fundieron en un emotivo abrazo. Transcurridos unos minutos, los cazadores se aproximaron al lugar del lance acompañados por un sabueso de Baviera, pero el solitario no estaba allí pese haberlo visto derrumbarse. Gracias al trabajo del can, encontraron a escasa distancia del lugar del impacto al macho sin vida.
Colaboración del grupo de Facebook Solo Jabalí, creado por Eusebio Ezquerra.
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