Preparativos para una de las múltiples batidas organizadas en Cataluña para intentar controlar la población de jabalíes. (Federación Catalana de Caza)
LA POBLACIÓN ES INCONTROLABLE
La Generalitat, desbordada, decretará la alerta cinegética en febrero para el control de los animales. Los payeses piden que las batidas no se concentren solo los fines de semana y reclaman más guardias forestales armados.
La alarma entre los agricultores catalanes crece día a día. Más de 230.000 jabalíes salvajes amenazan sus cosechas. La población de animales está descontrolada, según reconoce la Generalitat de Cataluña, que ya ha anunciado que el próximo febrero se decretará una alerta cinegética. Los ejemplares acechan y destrozan las plantaciones de girasol, viñedos y árboles frutales, con especial incidencia en las zonas rurales de Girona, Lleida y Terres de l'Ebre. Los destrozos son tan frecuentes y tan numerosos, que los agricultores ya no cuantifican las pérdidas.
Los jabalíes utilizan su morro para labrar la tierra y sus pezuñas rompen los árboles buscando alimento. Revuelven las cosechas y escarban las plantaciones. Y no son casos aislados, es una plaga, según denuncian los afectados. El responsable de fauna cinegética de la patronal agrícola Unió de Pagesos (UP), Ramón Comes, alerta: "Las zonas en las que existe sobrepoblación están en peligro de quedarse sin cosecha". "Nuestro producto ya tiene un precio bajo, y si ahora perdemos la cosecha queremos que nos compensen", reclama.
Destrozos en los cultivos de maíz en la Garrotxa, Girona. (Unió de Pagesos)
Las compañías aseguradoras no hacen frente a estas pérdidas. La mayoría de pólizas cubren únicamente los primeros incidentes, dos o a lo sumo tres. Si el campo se ve atacado por fauna salvaje de forma reincidente, la compensación disminuye hasta desaparecer, explica el portavoz de UP. Y además de los destrozos, uno de los principales peligros del exceso de población es la transmisión de enfermedades. En caso de producirse un brote de peste porcina, los expertos apuntan a que los jabalíes serían una de las principales fuentes de dispersión.
La Generalitat admite que la población de jabalíes en Barcelona y Girona está descontrolada. Un jabalí adulto puede comer entre uno y dos kilos de alimentos al día, lo que supone que los animales censados por la administración pueden llegar a comerse entre 84.000 y 168.000 toneladas de comida al año. Una sangría insostenible para los agricultores. De hecho, para hacer frente a una situación límite como esta, el departamento de Ecosistemas Forestales declarará en unos días la emergencia cinegética. Se aplicará en aquellos territorios en los que la presencia de animales supere los ocho ejemplares por kilómetro cuadrado.
El jabalí no tiene depredadores y, por lo tanto, su único verdugo es el hombre. En Cataluña, como en el resto de España, los cazadores han puesto a estos mamíferos en su mirilla. El Govern y los ayuntamientos organizan batidas durante los fines de semana en la temporada de caza para reducir la sobrepoblación, pero, vistos los resultados, son insuficientes.
Por eso, desde Unió de Pagesos se apuesta por armar a más agentes forestales para que las batidas sean diarias. Reclaman también que se permita cazar fuera de temporada y ampliar el número de licencias a los Agentes Rurales. "No hablamos de exterminio, hablamos de equilibrio", señala Ramón Comes. Las demandas han sido escuchadas, la administración ha puesto en marcha el Grupo Especial de Captura de Animales (GECA). Así, desde hace un mes este equipo realiza batidas diarias. El objetivo es poder controlar cuanto antes la alta concentración de ejemplares y, por tanto, que disminuyan los destrozos.
¿Peligro o solución?
Ante las demandas de los agricultores, los cazadores sostienen que la única solución no puede ser la de matar jabalíes. Consideran que es imprescindible que las fincas cuenten con mayores medidas de protección para frenar a los animales. El presidente de la Federación Catalana de Caza, Sergi Sánchez, defiende que "no es sostenible, sobre la misma base de cazadores, aumentar la presión de caza. Hacemos lo que podemos". La entidad apunta que los voluntarios llegan a cazar hasta 90 días entre septiembre y marzo, además de pedir permisos extraordinarios para ayudar a los payeses fuera de temporada.
Sin embargo, Unió de Pagesos insiste en poner el foco en la falta de cazadores y en la poca efectividad de las batidas. "Cada vez hay menos cazadores y los jabalíes se reproducen más". Lo cierto es que, en los últimos años, las licencias han caído un 40%, al pasar de 100.000 a 60.000, por la falta de interés de los jóvenes. Sergi Sánchez denuncia la "demonización" de la caza en las grandes ciudades. "Reducen la caza a matar a un animal y hay más cosas como garantizar la biodiversidad", señala.
Por si fuera poco, en los últimos meses, Cataluña ha registrado accidentes durante estas batidas. El último fue el 14 de enero en la Vall d'Arán, ese día un cazador disparó a un hombre de 87 años tras confundirlo con un animal. Desde la Federación defienden que la caza es una práctica tremendamente segura. "La siniestralidad es residual", argumenta Sánchez, pero para evitar este tipo de sucesos, la consejería de Ecosistemas trabaja en un protocolo para que los ciudadanos puedan disponer de la información necesaria sobre el lugar y momento en el que se van a realizar este tipo de acciones.
11 millones para frenar a los jabalíes
La Generalitat ha gastado hasta la fecha 11 millones de euros para hacer frente a la plaga que azota el campo catalán. El año pasado se aprobó un plan de choque a tres años vista. Participaron en la elaboración agricultores, cazadores, ayuntamientos y entidades animalistas. La principal propuesta es la creación de la figura de un cazador profesional formado en seguridad, eficiencia y métodos que sirva de apoyo en los momentos de extrema necesidad, como el actual.
Imagen de los daños que provocan los jabalís en las viñas del Penedés. (Unió de Pagesos)
Los ejes principales del plan se centran en reducir la población, evitar que los animales lleguen al alimento y la actuación en zonas urbanas donde los jabalíes también están cada vez están más presentes. Para ello, la Administración ha puesto en marcha una serie de prácticas como las trampas, las jaulas o incluso la vacuna anticonceptiva. Sin embargo, la directora general de Ecosistemas Forestales de Cataluña, Anna Sanitjes, deja claro que "hoy en día, la caza es la medida más efectiva que tenemos".
Otra de las medidas que baraja la administración dentro del plan de choque es permitir que la carne de jabalí se comercialice. Actualmente, la carne de ejemplares criados en cautividad ronda los 14 euros el kilo, pero permitir la venta de animales salvajes supone, además de los gastos de la caza, un sobrecoste importante por el control veterinario.
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