lunes, 26 de junio de 2023

Andalucía: La Junta ofrecerá a los jóvenes tierras públicas de Andalucía para aprender a cazar.

 Origen: ABC

Un cazador y su perro, en una imagen de archivo.ABC

El sector mueve en torno a 3.500 millones de euros en Andalucía y emplea a unas 45.000 personas, destacan desde la Consejería de Medio Ambiente.

Cuando un cazador sale al campo, ya ha gastado el dinero de la gestión de su licencia, alquiler de puestos, vestimenta, armas, perros... A eso hay que sumar todas las industrias auxiliares -taxidermistas, hostelería, transporte o sanidad- que hacen de esta actividad un motor económico en el mundo rural. La caza, indican desde la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul, mueve hasta 3.500 millones de euros en Andalucía.

Además, añaden desde el departamento que dirige Ramón Fernández-Pacheco, este deporte «fija población al territorio» y genera unos 45.000 empleos. Razones más que de peso, señalan desde el Gobierno andaluz, para aprobar un Plan Andaluz de Caza, que se encuentra en fase de borrador y al que ha tenido acceso ABC.

Sin embargo, señalan los cazadores y corrobora la Junta, la actividad cinegética no pasa por su mejor momento. Hay un declive de licencias hace años. De hecho, señala el Plan Andaluz de Caza, «de las más de 300.000 licencias que había en 2004» en la comunidad se ha pasado a 225.000 en 2019 y a unas 150.000 ahora «aunque luego el número fluctúa y son unos 250.000 cazadores los que hay en Andalucía», explica José María Mancheño, presidente de la Federación Andaluza de Caza.

Para luchar contra esa realidad, la Junta quiere atraer a los jóvenes de este mundo. La edad media de quienes la practican en Andalucía ha pasado de 42 a 52 años. Hasta ahora solían ser los padres o los amigos quienes transmitían la pasión por el campo. Eso ya no ocurre con tanta frecuencia y, por eso, el Plan quieren «acercar la actividad cinegética a los jóvenes por medio de información, formación y facilidades tanto económicas como disponibilidad de terrenos donde iniciarse en la caza», señala la norma en elaboración de la Junta. Así, en el apartado de medidas concretas se plantea que para «acercar» la caza a la juventud, se promoverán «jornadas dedicadas a la caza, zonas expresas en cada coto o, incluso, la utilización de terreno público donde se pueda fomentar la iniciación» a la actividad cinegética.

Además, también se contempla dar licencias temporales con «precios asequibles» y que quienes se inician en la caza puedan acompañar a «personas veteranas» para aprender de ellos.

La idea de acercar la caza a la sociedad no acaba con los jóvenes. La Consejería de Medio Ambiente se plantea como reto difundir las bondades de esta actividad entre «la población urbana» mediante «actividades de ocio desarrolladas en el medio rural, entre ellas la caza».

Porque, señala el Plan Andaluz de Caza, uno de los ejes de esta apuesta por lo rural pasa por mejorar la imagen de la caza y quienes la practican. ¿Cómo? «A través de la transparencia», indican. Aunque, advierte también el documento, «es el propio sector el que ha de depurar las conductas de quienes incumplen las normas».

Ventanilla única

Entre las medidas concretas que plantea el plan -que, en realidad es más bien un marco que ha de desarrollarse en el futuro normativamente- está la creación de una «ventanilla del cazador». En la misma, indican desde la Consejería de Medio Ambiente, se podrán «resolver los procedimientos» que llevan aparejados la caza pero, además, servirá como nodo único para «informar y para recoger situaciones que pueden perturbar la actividad cinegética».

El flujo de datos sobre la caza es algo que ocupa parte de este documento de la Junta. De hecho, en el borrador de la nueva norma se propone que se creen «redes de información» mediante personas que se registren en el sistema de forma voluntaria y que sirva para recibir informes sobre la situación de las especies o den datos sobre diferentes fenómenos que puedan influir en la actividad cinegética.

De esta forma la Junta puede recopilar información valiosa sobre el estado, número de individuos, reproducción, enfermedades, daños o climatología de primera mano gracias a los cazadores. Además, quienes se dedican a la actividad cinegética también tienen acceso a esta información que les puede ser de utilidad a la hora de planificar sus salidas al campo.

La caza, señala el plan de la Junta, tiene una «dimensión social». Esto quiere decir que, en gran medida, la vida dentro del mundo rural se organiza en torno a la actividad cinegética y a sus «fechas y tradiciones». Además, sirve como cordón umbilical con el campo para quienes viven en la ciudad, que tienen en la caza la excusa y vínculo con el campo. Sin embargo, reconoce el documento de la Consejería de Medio Ambiente, «la percepción de la caza en las ciudades está mediatizada por las malas noticias que se publican en la prensa» aunque eso solo sucede, añaden, «cuando ocurren eventos extraños, noticiables, negativos o no deseados o intencionados». De hecho, «los millares de eventos normales no son noticia», descubre el plan.

Cumplir las normas

Medio Ambiente culpa de esta cuestión a «que existe un porcentaje de miembros (entre los cazadores) que no cumplen las reglas» pero minimiza su número y señala que no es justo juzgar el todo por la parte. «Es tan injusto como si el fútbol y los aficionados a este fueran todos 'medidos' únicamente por las acciones de los 'ultra' de las hinchadas», señalan.

El Plan Andaluz de Caza indica además que hay que «advertir a la sociedad de que, de no existir la caza sería parecido tener unos servicios de control de las poblaciones de determinadas especies», algo que habría que costear con dinero público. La caza es, indican, una forma de vigilancia del medio y control de especies. Porque otro de los ejes sobre los que se mueve el plan de la Junta es el de la parte sanitaria. La actividad cinegética, señala el documento, limita la proliferación de animales como los jabalíes, que pueden ser foco de enfermedades para los animales domésticos y para los humanos. De hecho, recientemente la Junta autorizó a los cazadores a usar dispositivos de visión nocturna para dar muerte a jabalíes y cerdos vietnamitas, cuyas poblaciones se han descontrolado.

Para Manchero, presidente de los cazadores andaluces, la actividad cinegética es clave en la conversación del medio ambiente. «Un cazador lo es todos los días y cuando no salimos a cazar, estamos cuidando también la naturaleza», explica. ¿Cómo? «Ahora con la sequía llevamos dos meses saliendo al campo a dejar agua y comida para los animales», señala. Es cierto, reconoce, que lo hacen para que beban y coman las especies que cazan, pero de esos abrevaderos se benefician todos los animales. También especies básicas por estar en la base de la cadena alimenticia como los conejos. «Si hay muchos conejos -indica Mancheño- hay más linces o águilas, que tienen de qué comer». De hecho, presume, «es en las fincas de caza donde más población de lince ibérico hay en Andalucía».

Los cazadores, defienden desde la federación andaluza, están contentos con el cambio de «sensibilidad» con su sector en la Junta con la salida del PSOE del Gobierno andaluz. Notan, aseguran, que ahora se les mira de otra forma. Pero advierten que están vigilantes porque se cumplan los acuerdos y se les deje practicar su afición.

Por su parte el consejero de Medio Ambiente, Ramón Fernández-Pacheco, señala que el Plan Andaluz de Caza estará aprobado «en forma de decreto» antes de que acabe el año. El documento, añade, «supone una modernización de un sector tradicional que vertebra Andalucía» y que, además, es «el último recurso económico de muchas zonas rurales».

El titular de Medio Ambiente indica que el documento tiene muy presente «la sanidad animal» de especies silvestres. De hecho, en coordinación con la Unión Europea y la ONU se trazan «pasillos migratorios de diferentes especies». «La caza -concluye el consejero- es también un medio de vigilancia activa y pasiva del medio natural», algo que los cazadores reivindican que hacen asumiendo ellos el gasto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario