Ayer por la mañana un vecino del municipio de Viveiro se topó con una manada de lobos mientras paseaba por un camino público de la localidad gallega. Al senderista no le quedó más remedio que subirse en un eucalipto.
Club de Caza entrevista a Juan Carlos Vázquez, el deportista que se llevo ayer el mayor susto de su vida.
Los vecinos de Viveiro viven aterrorizados por los lobos y este hecho es una muestra de ello. A pesar de que los lobos en ningún momento intentaron atacar al senderista el pánico le hizo subirse al tronco de un árbol. Ello es consecuencia de las numerosas incursiones de los cánidos salvajes en el núcleo urbano. Los lobos han devorado a más de una decena de perros en los últimos meses en las puertas de las viviendas.
El senderista caminaba por una pista forestal transitada por caminantes y deportistas
Juan Carlos Vázquez, vecino de la localidad de Viveiro, decidió dar un paseo el lunes por la mañana por una pista forestal del monte San Roque, espacio de ocio situado en el municipio de Viveiro cuyo mirador permite disfrutar a los senderistas de unas espectaculares vistas del entorno de la ría de Viveiro, incluyendo la hermosa localidad, los puertos de Viveiro y Celeiro.
La mañana transcurría con normalidad hasta que aproximadamente a las 10:30 horas observó cómo un animal atravesaba el camino por el que paseaba. En un primer momento pensó que se trataba de un jabalí. En numerosas ocasiones había visto animales de esta especie en la zona.
Una vez recorridos los 300 metros que le separaban del lugar en el que vio al animal cruzar el camino oyó un ruido entre la maleza.
Un inesperado encuentro con una manada de lobos
Al girar la cabeza hacia la izquierda pudo ver cómo a menos de 10 metros de distancia se erguía un lobo que hasta ese instante había permanecido oculto en la vegetación. Al intentar alejarse del depredador se percató de que el animal no estaba solo. Estaba acompañado por tres ejemplares más. Juan Carlos estaba rodeado.
Dos lobos lo observaban a menos de tres metros de su flanco derecho mientras que el cuarto cánido estaba situado a su espalda. Aterrorizado, salió corriendo hasta un eucalipto que se encontraba próximo a él. Se subió en el tronco del árbol como medida de seguridad. Una vez en lo alto del eucalipto miró hacia abajo pero los lobos habían desaparecido. El miedo le impedía bajarse del tronco.
Minutos más tarde del encuentro con la manada de cánidos salvajes el senderista vio como un vehículo circulaba por el camino. Los gritos de Juan Carlos hicieron detenerse a un operario de un parque eólico que se dirigía a una subestación cercana. Tras contarle lo ocurrido accedió a llevarlo a la carretera más próxima.
Ataques de lobos a humanos
El país con los registros históricos más extensos es Francia, donde se documentaron casi 7.600 ataques fatales entre 1200 y 1920. En los últimos 70 años hubo ocho ataques fatales en Europa y Rusia, tres en América del Norte y más de 200 en el sur de Asia. En España hay casos documentados de ataques de lobos a personas.
Dos Guardias Civiles que prestaban servicio en los límites de la provincia de Zamora fueron atacados por una manada de lobos en 1857. Según los noticiarios de la época, "los cadáveres fueron hallados entre la nieve, horriblemente destrozados por los lobos, contra los que debieron de sostener una lucha desesperada pues cerca de sus restos fueron hallados cinco lobos muertos, encontrándose los fusiles con las bayonetas caladas".
Un lobo rabioso atacó a varias personas en Chantada, provincia de Lugo, en 1881. El ataque costó la vida a 14 personas. Las muertes fueron certificadas por el Dr. Cedros, en el Hospital de Lugo. Una loba mató a un niño de cinco años en Vimianzo, localidad situada en Galicia, el 25 de Junio de 1957. Ese mismo día la loba que acabó con la vida del niño atacó a una chica de 15 años. El 22 de Julio de 1958 la loba hirió gravemente a otro niño en la zona y el 21 de junio de 1959 mató en el mismo lugar a Manuel Sar Pazos, de 4 años y 11 meses, y 18 kilos de peso.
Otra loba atacó a una niña de 13 años en Julio de 1974 en Orense. El día siguiente ese mismo ejemplar mató al niño José Tomás Martínez Pérez, de 11 meses y 9 kilos. Hubo varios testigos, familiares del niño, ocupados en sus labores agrícolas habituales. Días más tarde la loba mató a otro niño, Javier Iglesias Balbín, de 3 años y 12 kilos de peso.
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