Tres cazadores jiennenses han necesitado unir su experiencia y sus conocimientos en la caza de jabalíes a la espera para abatir al ‘Cojillo’. Un astuto macho con una malformación en una de sus extremidades traseras que había burlado a los jabalineros en más de una treintena de ocasiones antes de ser abatido.
Álvaro López Ruíz, uno de los cazadores que ha soportado noches de lluvia, frío, calor y las molestas picaduras de los insectos para vencer la partida al solitario, rinde homenaje con este emotivo texto al macareno.
-"Muchos meses tras tu pista. Noches de aguardo bajo el frío y la lluvia. En multitud de ocasiones oímos el castañear de tus colmillos cuando detectabas nuestra presencia. A pesar de las dificultades jamás nos dimos por vencidos. Al final, tu celo y tu fuerza te hicieron cometer un error después de tantos años pateando la sierra. Inolvidable lance el que me hiciste vivir. Cuando te vi mi corazón no paraba de latir. Los nervios se apoderaron de mí, pero respire profundamente porque sabía que solo tendría unos segundos antes de que te percataras de mi presencia. El tiempo se detuvo mientras te centré en la cruz del visor y apreté el gatillo. Gracias por tantos momentos vividos Cojillo. Siempre estarás en mi memoria".
Miguel, Alfonso y Álvaro con el jabalí abatido en espera.
Especialistas en la caza de jabalíes a la espera
Álvaro, Alfonso y Miguel son tres apasionados de la caza del jabalí. Dan rienda a la mayor de sus aficiones en los terrenos que gestiona la Sociedad de Cazadores de Cabra del Santo Cristo, localidad situada en la parte oriental de la comarca de Sierra Mágina, en la provincia de Jaén. Hace más de un año vieron por primera vez las pisadas de "el Cojito" en el acotado.
Desde ese día se percataron que tenía una malformación en la extremidad trasera izquierda, de ahí su apodo. En los últimos doce meses, los cazadores han tratado de abatirlo en más de una treintena de ocasiones, pero el viejo macho siempre detectaba su presencia.
El macareno pesó 85 kilos.
El jabalí era el macho dominante de la zona
El jueves 12 Alfonso lo vio en la lejanía encelado junto a un grupo de hembras. El viernes volvió a intentar su abate, pero no logró verlo. La mañana siguiente subió al monte y vio sus huellas. Como no podía aguardarlo por motivos familiares le indicó a Álvaro el lugar donde había visto sus pisadas.
Detalle del trofeo del jabalí. A la derecha, el trofeo del jabalí, con 19,5 centímetros de longitud.
El sábado A las 18:15 horas ya estaba ubicado el cazador en el puesto. Una hora más tarde se presentó "el Cojito" sin hacer ruido en el claro en el que estaba el jiennense. Allí estaba a 120 metros del esperista. El disparo del rifle de cerrojo Franchi Horizon del calibre .300 WM cumplió su objetivo y se paró en el codillo del macho. El jiennense pensó en un primer momento que había errado el disparo ya que el cochino desapareció entre las sombras sin dejar rastro de sangre alguno.
Tras un breve rastreo, encontró al ejemplar sin vida a 50 metros del lugar del lance. El macho alcanzó en la báscula un peso de 85 kilos. Los colmillos miden 19,5 centímetros de longitud y tienen un grosor de 2,6. Huellas inequívocas de su longeva vida es el desgaste de sus defensas y las cicatrices que adornaban su cuerpo. Alfonso y Álvaro abatieron otro gran ejemplar en la misma zona del acotado en septiembre. En aquella ocasión, disparó Alfonso, acompañado de Álvaro.
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