Así se regularán las especies cuando la caza termine en los Parques.
El Gobierno de Pedro Sánchez está a punto de terminar con la caza en Parques Nacionales. Una medida que además de atentar contra la misma esencia de la caza, como actividad natural, tradicional y sostenible, nos va a costar a todos los españoles 300 millones de euros. Pero la lista de nefastas consecuencias solo empieza ahí.
Sin la caza, la fijación de población joven en las zonas rurales que dependen en gran medida de la economía que genera la actividad cinegética, caerá drásticamente. Caerá el empleo con ella y, lo peor de todo, es que el nuevo control sobre las poblaciones, se hará utilizando unos métodos repulsivos que el Gobierno está intentando tapar.
En los Parques Nacionales, el control de las especies es estrictamente necesario y si no, no hay más que ver lo que ha ocurrido con las cabras en Guadarrama. Pero el Gobierno ha preferido colgarse la medalla de haber puesto fin a los disparos de los cazadores, para comenzar a ejecutar en mangas a punta de pistola a especies salvajes para su control, encubriendo la sangría por cuestión de demagogia.
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